domingo, 17 de mayo de 2015

TSUNAMI:

Impresionante; tal es el calificativo que podemos otorgarle a las manifestaciones que se dieron el sábado en la capital de la República y en algunas cabeceras departamentales; miles de guatemaltecos se congregaron pacíficamente en contra del sistema político del País, en contra de la corrupción y solicitando la renuncia del actual presidente de la República.
            Los mensajes surgidos desde el interior y el exterior de Guatemala, no pueden ser más claros y todos esperamos que hayan llegado claros y con contundencia a sus destinatarios para que actúen en consecuencia.
            Muchos de esos mensajes se centraron en la solicitud de detener, de alguna manera, el proceso electoral, conscientes de que las leyes “hechas a la medida”, presentan valladares serios para que las elecciones, si es que las hay, se rigieran por nuevas reglas dentro de las cuales pudieran existir prohibiciones serias para que sigamos con lo mismo de siempre; ya existen varias propuestas en ese sentido que, como hemos solicitado por este mismo medio, debieran ser estudiadas y puestas en práctica mediante la aprobación de expertos en la materia que, sin sesgos de ninguna naturaleza sino solo por el bienestar de la patria, pueden encontrar la salida para esta crisis que dio paso a este “tsunami” que se produjo ayer y que ¡Cuidado!, puede replicarse con otro tipo de mensajes, si no se entiende lo que Guatemala solicita, ahora, pacíficamente. 
            Se ha repetido hasta la saciedad que de nada le serviría a nuestra Nación un cambio de hombres y mujeres o de nombres si continuamos regidos por el actual sistema político corrupto en donde solo llegan al poder quienes consiguen financiamiento, de donde sea (incluyendo dinero sucio del crimen organizado llámese narcotráfico, sicariato, extorsiones, chantajes o como quiera llamársele), y no llegan precisamente a servirle a la Patria sino a servirse con la cuchara grande, mientras la gente se muere en los hospitales públicos por falta de medicina, los niños en edad escolar no reciben la educación que necesitan por falta de edificios y de maestros; la gente no tiene ni consigue trabajo mientras la informalidad, los robos y los asaltos crecen precisamente porque no existen políticas públicas para disminuir el desempleo…y parémosle de contar.
            El sistema colapsó hace rato; ese sistema que ha permitido funcionarios y empleados venales, organismos de Estado repletos de corruptos, empresarios ladrones evasores de impuestos, sindicalistas que se eternizaron en puestos directivos y que se han vuelto ricos vendiendo los movimientos, otrora honestos y decentes, al gobierno de turno; ONGs apuntaladas con pisto de gobiernos extranjeros que traicionan y venden a la Patria; en fin, magistrados, jueces, diputados, empresarios, sindicalistas, agrupaciones de distinta índole y funcionarios de todo tipo, con evidentes pero escasísimas excepciones, se han convertido en ladrones, corruptos y vende-patrias que ahora, con total cinismo y sin el menor rubor, efectúan sus múltiples robos y “movidas chuecas”, a plena luz del día, involucrando en su enorme corrupción a la pareja, a los hijos y a la familia en general. Dejó de importarles el prestigio, el pudor, el buen nombre, las buenas costumbres; eso para esta gente representa un lastre porque sus alforjas están llenas de dinero “shuco”.

            ¿Qué puede importarles entonces el dolor de Guatemala? Este “Tsunami” lo ha puesto en evidencia: ¡No solo cambio total de sujetos sino principalmente cambio absoluto de sistema político!. Entiendo que este es el auténtico mensaje del pueblo. ¿Cómo hacerlo? Insisto: Es tarea de los expertos en la materia.

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