TSUNAMI:
Impresionante;
tal es el calificativo que podemos otorgarle a las manifestaciones que se
dieron el sábado en la capital de la República y en algunas cabeceras
departamentales; miles de guatemaltecos se congregaron pacíficamente en contra
del sistema político del País, en contra de la corrupción y solicitando la
renuncia del actual presidente de la República.
Los mensajes surgidos desde el
interior y el exterior de Guatemala, no pueden ser más claros y todos esperamos
que hayan llegado claros y con contundencia a sus destinatarios para que actúen
en consecuencia.
Muchos de esos mensajes se centraron
en la solicitud de detener, de alguna manera, el proceso electoral, conscientes
de que las leyes “hechas a la medida”, presentan valladares serios para que las
elecciones, si es que las hay, se rigieran por nuevas reglas dentro de las
cuales pudieran existir prohibiciones serias para que sigamos con lo mismo de
siempre; ya existen varias propuestas en ese sentido que, como hemos solicitado
por este mismo medio, debieran ser estudiadas y puestas en práctica mediante la
aprobación de expertos en la materia que, sin sesgos de ninguna naturaleza sino
solo por el bienestar de la patria, pueden encontrar la salida para esta crisis
que dio paso a este “tsunami” que se produjo ayer y que ¡Cuidado!, puede
replicarse con otro tipo de mensajes, si no se entiende lo que Guatemala
solicita, ahora, pacíficamente.
Se ha repetido hasta la saciedad que
de nada le serviría a nuestra Nación un cambio de hombres y mujeres o de
nombres si continuamos regidos por el actual sistema político corrupto en donde
solo llegan al poder quienes consiguen financiamiento, de donde sea (incluyendo
dinero sucio del crimen organizado llámese narcotráfico, sicariato,
extorsiones, chantajes o como quiera llamársele), y no llegan precisamente a
servirle a la Patria sino a servirse con la cuchara grande, mientras la gente
se muere en los hospitales públicos por falta de medicina, los niños en edad
escolar no reciben la educación que necesitan por falta de edificios y de
maestros; la gente no tiene ni consigue trabajo mientras la informalidad, los
robos y los asaltos crecen precisamente porque no existen políticas públicas
para disminuir el desempleo…y parémosle de contar.
El sistema colapsó hace rato; ese
sistema que ha permitido funcionarios y empleados venales, organismos de Estado
repletos de corruptos, empresarios ladrones evasores de impuestos,
sindicalistas que se eternizaron en puestos directivos y que se han vuelto
ricos vendiendo los movimientos, otrora honestos y decentes, al gobierno de
turno; ONGs apuntaladas con pisto de gobiernos extranjeros que traicionan y
venden a la Patria; en fin, magistrados, jueces, diputados, empresarios,
sindicalistas, agrupaciones de distinta índole y funcionarios de todo tipo, con
evidentes pero escasísimas excepciones, se han convertido en ladrones,
corruptos y vende-patrias que ahora, con total cinismo y sin el menor rubor,
efectúan sus múltiples robos y “movidas chuecas”, a plena luz del día,
involucrando en su enorme corrupción a la pareja, a los hijos y a la familia en
general. Dejó de importarles el prestigio, el pudor, el buen nombre, las buenas
costumbres; eso para esta gente representa un lastre porque sus alforjas están
llenas de dinero “shuco”.
¿Qué puede importarles entonces el
dolor de Guatemala? Este “Tsunami” lo ha puesto en evidencia: ¡No solo cambio
total de sujetos sino principalmente cambio absoluto de sistema político!.
Entiendo que este es el auténtico mensaje del pueblo. ¿Cómo hacerlo? Insisto:
Es tarea de los expertos en la materia.
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