PETICIONES CIUDADANAS:
Probablemente
una de las esperanzas que guardaban los políticos corruptos guatemaltecos era
la de que, conforme pasaran los días, como casi siempre, las manifestaciones
públicas en varios lugares del País, fueran desapareciendo paulatinamente por
olvido, por desesperación o por lo que fuera; se equivocaron quienes eso
esperaban; la prueba es lo que ocurrió de nuevo este sábado en la capital y en
varios lugares de Guatemala y el mundo.
Las peticiones están encabezadas por
la renuncia del presidente y por los cambios sustanciales en algunas leyes
priorizándose, obviamente, la Ley Electoral y de Partidos Políticos; de esta
reforma, si se logra, se espera un cambio rotundo en el sistema político
nacional; también se piden reformas en la ley de Contrataciones del Estado, la
Ley de Servicio Civil, entre otras.
En una de las múltiples
manifestaciones y marchas apareció una nueva petición que no se había planteado
antes y que nos llama la atención porque se enfoca en otro de los organismos
del Estado, muy cuestionado desde siempre; esta se refiere a la petición de
renuncia para todos los diputados al Congreso de la República, solicitud que ha
de haber encendido las luces de alarma de los 158 diputados (no 185 como dijera
el presidente de dicho organismo) y seguramente ocasionó que muchos de los
analistas políticos que se refieren permanente a esta manifestación, pusieran
los ojos en blanco para comenzar a analizar tal solicitud.
Además de esta, se escucha con mucha
fuerza, la solicitud de renuncia de integrantes de la Corte Suprema de Justicia
que fueron electos de manera “sui géneris” hace muy poco tiempo, gracias al
amancebamiento del PP y el Líder, partidos politiqueros que se encuentran en
“el ojo del huracán”; una de las personas más mencionada en esta petición de
renuncia inmediata es la magistrada Blanca Staling que, además de haber sido
nombrada en esta última “camada”, es señalada de, entre otras cosas, lanzarle
“tablas de salvación” a uno de sus hijos, actualmente guardando prisión por el
sonado caso de “La Línea”.
Pero
tal vez, los ojos de la ciudadanía indignada, están principalmente puestos en
la renuncia del presidente (aunque su desaparición del poder cambiaría muy poco
porque perdió toda legitimidad) y principalmente en la urgente reforma a la Ley
Electoral y de Partidos Políticos; el pueblo desea una reforma de vigencia
inmediata que incida en la convocatoria a elecciones generales y en todo este
proceso que ya se inició porque es la única forma de comenzar con el pie
derecho; de lo contrario todo seguirá igual, aunque algunos opinan que si la
reforma no cobra vigencia inmediata, dentro de muy poco estaremos mucho peor de
lo que estamos ahora.
Es claro que jamás se va a conseguir
el apoyo de los políticos y de grupos interesados en que solo haya maquillajes
para que todo siga igual; ya han aparecido los mismos personajes que incidieron
en la defenestración de Serrano Elías y que maquinaron y manipularon para que
aquel movimiento de cambio no tocara ciertos poderes enquistados en el Gobierno
(sea este cual fuere) para que todo, para ellos, siguiera exactamente igual. Ya
están de nuevo infiltrados en ciertos grupos que principian a manejar “la cosa”
para que, sea lo que haya que cambiar ahora, no se toquen los intereses
perversos que ellos manejan. Si los dejan, los estudiantes, profesionales,
trabajadores, digamos el pueblo en general, habrá perdido sus energías, su
tiempo y sus ideales.
La filosofía que los indignados
manejan es que se produzca un cambio profundo en el sistema político nacional
que quizás tenga su base en esta expresión de Albert Einstein: “LOCURA ES HACER LO MISMO UNA VEZ TRAS OTRA
Y ESPERAR RESULTADOS DIFERENTES”.
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