lunes, 31 de agosto de 2015

RESPETABLES DIPUTADOS: (Jijos de la chingada)

Por Manrique Díaz Camposeco.
De que les sirve llevar encima telas finas y combinar sus corbatas italianas, si debajo llevan una piel de lobo, de lagarto, de camaleón. Hoy…hoy por fin tenemos medios para expresarnos de a montón, de sacar pecho y decir a una sola voz ¡YA BASTA!. Ninguno de ustedes merece estar en una institución pública, y menos en el Congreso Nacional; porque ustedes siguen burlándose de nosotros, de las instituciones, de la moral, de la ética, de la fe, de la verdad, de la justicia.
Nosotros, los ciudadanos de a pie, viendo como le hacemos para cumplir con nuestras obligaciones, mientras ustedes gozan de privilegios que quieran porque ustedes mismos se los recetan. Nosotros pagamos impuestos en las compras, pagamos por cada trámite en el gobierno, por el DPI, por la licencia, por conducir entre piedras, túmulos y hoyos. Pagamos por el IUSI y por el boleto de ornato (aunque nuestra tacita de plata cada vez más sucia y desordenada); en fin, pagamos lo que la ley manda para alcanzar las metas del presupuesto nacional; ese presupuesto que ustedes, pandilla de indeseables e inescrupulosos manosean, aprueban, se reparten y eructan.
La gente honrada dice que la política es una mala palabra. Cada vez se escucha más a menudo y no porque eso sea una verdad, sino porque ustedes la prostituyeron; la búsqueda del bien común fue anulada cuando ustedes se rodearon de poder, de dinero, de coyotes de la misma loma; ustedes se rieron de los preceptos morales, del sentir del hermoso himno nacional, de la niñez guatemalteca, de los celajes de nuestra patria, de nuestros migrantes.
Su cinismo nos hartó. Mientras que muchos de nosotros no recibimos bonos, ni aguinaldos, ni ninguna otra prestación, ustedes, en cambio, inmaculados representantes de nuestra sociedad, cobran mas de Q.58,000.00 quetzales mensuales y se deleitan bonos y aguinaldos, SIN TRABAJAR. Se asoman al Congreso cuando se les pega la gana; piden permiso por cualquier babosada; tienen comida gratis, teléfono, seguridad, parqueo…todo gratis. Amparados por otros funcionarios de su misma talla, retuercen las leyes y hacen su mayor esfuerzo para perpetuarse, para que nada cambie, para que nada prospere, para que nada los detenga.
Pero, ¡saben qué¡ un día muy cercano, verán que las leyes universales son las únicas que prevalecen. El cambio es natural, y aunque ustedes se propongan cada día mantenernos en la ignorancia y en la pendejidad, los vamos a mandar mucho a la mierda, para por fin devolver la DIGNIDAD a los cargos públicos, a las instituciones, a las mujeres, a los niños y a los hombres de esta tierra.

Dios nos conceda ver ese día en que la gente humilde, trabajadora y honrada, cansada de luchar, por lo menos pueda gritar de frente, en coro y con todo fervor patrio: ¡Hijos de la gran puta¡ 

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