RESPETABLES DIPUTADOS: (Jijos de la chingada)
Por Manrique
Díaz Camposeco.
De que les sirve
llevar encima telas finas y combinar sus corbatas italianas, si debajo llevan una
piel de lobo, de lagarto, de camaleón. Hoy…hoy por fin tenemos medios para
expresarnos de a montón, de sacar pecho y decir a una sola voz ¡YA BASTA!.
Ninguno de ustedes merece estar en una institución pública, y menos en el
Congreso Nacional; porque ustedes siguen burlándose de nosotros, de las
instituciones, de la moral, de la ética, de la fe, de la verdad, de la
justicia.
Nosotros, los
ciudadanos de a pie, viendo como le hacemos para cumplir con nuestras
obligaciones, mientras ustedes gozan de privilegios que quieran porque ustedes
mismos se los recetan. Nosotros pagamos impuestos en las compras, pagamos por
cada trámite en el gobierno, por el DPI, por la licencia, por conducir entre
piedras, túmulos y hoyos. Pagamos por el IUSI y por el boleto de ornato (aunque
nuestra tacita de plata cada vez más sucia y desordenada); en fin, pagamos lo
que la ley manda para alcanzar las metas del presupuesto nacional; ese
presupuesto que ustedes, pandilla de indeseables e inescrupulosos manosean,
aprueban, se reparten y eructan.
La gente honrada
dice que la política es una mala palabra. Cada vez se escucha más a menudo y no
porque eso sea una verdad, sino porque ustedes la prostituyeron; la búsqueda
del bien común fue anulada cuando ustedes se rodearon de poder, de dinero, de
coyotes de la misma loma; ustedes se rieron de los preceptos morales, del
sentir del hermoso himno nacional, de la niñez guatemalteca, de los celajes de
nuestra patria, de nuestros migrantes.
Su cinismo nos
hartó. Mientras que muchos de nosotros no recibimos bonos, ni aguinaldos, ni
ninguna otra prestación, ustedes, en cambio, inmaculados representantes de
nuestra sociedad, cobran mas de Q.58,000.00 quetzales mensuales y se deleitan
bonos y aguinaldos, SIN TRABAJAR. Se asoman al Congreso cuando se les pega la
gana; piden permiso por cualquier babosada; tienen comida gratis, teléfono,
seguridad, parqueo…todo gratis. Amparados por otros funcionarios de su misma
talla, retuercen las leyes y hacen su mayor esfuerzo para perpetuarse, para que
nada cambie, para que nada prospere, para que nada los detenga.
Pero, ¡saben
qué¡ un día muy cercano, verán que las leyes universales son las únicas que
prevalecen. El cambio es natural, y aunque ustedes se propongan cada día
mantenernos en la ignorancia y en la pendejidad, los vamos a mandar mucho a la
mierda, para por fin devolver la DIGNIDAD a los cargos públicos, a las
instituciones, a las mujeres, a los niños y a los hombres de esta tierra.
Dios nos conceda
ver ese día en que la gente humilde, trabajadora y honrada, cansada de luchar,
por lo menos pueda gritar de frente, en coro y con todo fervor patrio: ¡Hijos
de la gran puta¡
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