ELECCIONES EN MARCHA:
Esta mañana, muy temprano, voluntarios, personal
contratado por el TSE, fiscales de las distintas agrupaciones políticas,
observadores nacionales e internacionales, comunicadores última etapa de este
proceso electoral.
Conforme a las informaciones recogidas
de diferentes medios de comunicación es muy escueta la presencia de votantes en
las primeras horas, pero algunos políticos que han tenido acceso a los medios
de comunicación ya principiaron, para variar, a presentar denuncias de
supuestas anomalías cometidas, obviamente, por sus contrincantes.
“No quita maña”, ni siquiera el día de
las elecciones; hay que recordar que muchos de los candidatos y sus adláteres,
durante la pre-campaña (campaña anticipada) y la campaña electoral oficial, se
desgañitaron, no para alabar las supuestas virtudes y fortalezas propias y de
su partido, sino para “bajar” con calumnias, difamaciones e insultos a granel,
a quienes consideraron el candidato a vencer. Ya se está hablando de supuestos
“acarreos” y compra de votos y seguramente esta noche y de mañana en adelante,
escucharemos denuncias de elecciones fraudulentas en diferentes partes del
País.
Por supuesto que existen cosas que no
debieron darse; por ejemplo dejar que participaran candidatos con cuentas
pendientes con la justicia porque los tribunales correspondientes no actuaron
con la celeridad que debían en casos
como estos. Ayer se conoció que la Corte Suprema de Justicia “admitió para su
trámite un antejuicio planteado por el MP en contra de la diputada por Huehuetenango, Emilenne Mazariegos, quien busca su
reelección por el Partido Patriota”; seguro que recibirá votos a su favor que,
al final de cuentas, puede que no le sirvan para nada. Y como este, hay muchas
otras cosas que deslegitiman aún más el proceso.
El deseo es que la violencia política
no aparezca por ninguna parte; no vale la pena que se golpeen, se hieran o se
maten, por defender los intereses de alguien que solo los ha utilizado como
escalera para llegar a posiciones de poder político y económico en la certeza,
de que cuando escale la posición que anhela y que busca de manera patológica,
nunca más se acordará de quienes lo ayudaron a escalar “a las alturas”.
Pero lo que es aún peor, detestable y
deleznable, es que ya se escuchen voces, aún sin conocer ningún resultado, que
dicen que “el pueblo” se unirá para sacar de los puestos de elección popular a
quienes han llegado con mucho esfuerzo y probablemente mucho dinero, porque
afirman, ese mismo “pueblo está cansado de ellos”; y si se da el caso ¿Cómo es
que ganarían una elección en la que el pueblo participa?
Pero en Guatemala se da de todo; no
por nada creemos en el “Sombrerón”, la “Siguanaba”, el “Cadejo” y demás hierbas.
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