domingo, 3 de abril de 2016

I.G.S.S.:

No puedo borrar de mi memoria USB las imágenes y lo que escuchamos en una campaña publicitaria, indudablemente millonaria, por los distintos medios de comunicación Directiva de I.G.S.S. Juan de Dios Rodríguez, en donde él aparecía como “el papá de los pollitos”, como un verdadero “Santa Claus” o como el hombre que resolvería, con dádivas, atención personalizada, atención y medicamentos, toldos los problemas de los afiliados a esa institución; se trataba de una mentira gigantesca con el propósito de esconder la triste realidad en que él y sus compinches habían hundido la seguridad social de Guatemala con negocios ilícitos de los que solo ellos eran los beneficiarios.
            El Ministerio Público, con el acompañamiento de la CICIG descubrieron la mentira urdida y la corrupción espantosa que aún existe en varios niveles del I.G.S.S.; la prueba es que los señalados guardan prisión desde hace varios meses a la espera de un juicio en el que aparecerán detalles que a algunos, parecerán increíbles.
            A partir del momento de “destapar la olla” y desde algún tiempo atrás, la atención de la seguridad social en nuestro País ha ido de más a menos porque además de la falta de medicamentos, también se ha descubierto que, hasta personal médico, estaba metido hasta el cuello en actos de corrupción; también no escapan a estos actos corruptos, algunos integrantes del personal de enfermería y de administración.
            El panorama a nivel nacional es deprimente; aquí en Huehuetenango, en un ambiente impropio, los afiliados, activos y pasivos, sufren esa misma falta de atención y de medicinas con el agravante de que entre el personal de atención primaria (con los que Ud. se encuentra primero), hay gente que no puede esconder su incomprensión, su amargura y su resentimiento, que no buscan quien se las debe, sino quien se las paga; esa gente, que no debiera estar ahí, manipula los expedientes y los carnets, manejándolos con total discrecionalidad (no para favorecer sino para dañar a ciertas personas a quienes odian de gratis) colocando su papelería cada vez más abajo para que, si es posible, no se les atienda porque la hora se acabó.

            Insisto: Esa gente malvada, perniciosa y que como manzana podrida está pudriendo a los más jóvenes, debe ser traslada a lugares en donde no puedan dañar a los afiliados, pero lo más importante, el sistema debe cambiar; los turnos asignados honorablemente, deben ser respetados; debe erradicarse la discrecionalidad de gente corrupta y dañina para la institución implementando sistemas con tecnología avanzada; pero mientras eso se moderniza, debería cambiarse de inmediato ese personal perverso que ofende al afiliado porque pareciera que por las venas no les corre sangre sino un líquido viscoso envenenado. 

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