I.G.S.S.:
No
puedo borrar de mi memoria USB las imágenes y lo que escuchamos en una campaña
publicitaria, indudablemente millonaria, por los distintos medios de
comunicación Directiva de I.G.S.S. Juan de Dios Rodríguez, en donde él aparecía
como “el papá de los pollitos”, como un verdadero “Santa Claus” o como el
hombre que resolvería, con dádivas, atención personalizada, atención y
medicamentos, toldos los problemas de los afiliados a esa institución; se
trataba de una mentira gigantesca con el propósito de esconder la triste
realidad en que él y sus compinches habían hundido la seguridad social de
Guatemala con negocios ilícitos de los que solo ellos eran los beneficiarios.
El Ministerio Público, con el
acompañamiento de la CICIG descubrieron la mentira urdida y la corrupción
espantosa que aún existe en varios niveles del I.G.S.S.; la prueba es que los
señalados guardan prisión desde hace varios meses a la espera de un juicio en
el que aparecerán detalles que a algunos, parecerán increíbles.
A partir del momento de “destapar la
olla” y desde algún tiempo atrás, la atención de la seguridad social en nuestro
País ha ido de más a menos porque además de la falta de medicamentos, también
se ha descubierto que, hasta personal médico, estaba metido hasta el cuello en
actos de corrupción; también no escapan a estos actos corruptos, algunos
integrantes del personal de enfermería y de administración.
El panorama a nivel nacional es
deprimente; aquí en Huehuetenango, en un ambiente impropio, los afiliados,
activos y pasivos, sufren esa misma falta de atención y de medicinas con el
agravante de que entre el personal de atención primaria (con los que Ud. se
encuentra primero), hay gente que no puede esconder su incomprensión, su
amargura y su resentimiento, que no buscan quien se las debe, sino quien se las
paga; esa gente, que no debiera estar ahí, manipula los expedientes y los
carnets, manejándolos con total discrecionalidad (no para favorecer sino para
dañar a ciertas personas a quienes odian de gratis) colocando su papelería cada
vez más abajo para que, si es posible, no se les atienda porque la hora se
acabó.
Insisto: Esa gente malvada,
perniciosa y que como manzana podrida está pudriendo a los más jóvenes, debe
ser traslada a lugares en donde no puedan dañar a los afiliados, pero lo más
importante, el sistema debe cambiar; los turnos asignados honorablemente, deben
ser respetados; debe erradicarse la discrecionalidad de gente corrupta y dañina
para la institución implementando sistemas con tecnología avanzada; pero
mientras eso se moderniza, debería cambiarse de inmediato ese personal perverso
que ofende al afiliado porque pareciera que por las venas no les corre sangre
sino un líquido viscoso envenenado.
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