E.E.M.:
En efecto son las siglas de la Empresa Eléctrica
Municipal de Huehuetenango y desde el mes de Agosto del año 2,013, cuando
canceló una deuda que tenía pendiente con el INDE y a la cual en su momento
hicimos referencia, porque ese pago confirmó el buen manejo de la institución
en virtud de que tenía a buen resguardo más de ochenta millones de quetzales,
dinero con el que Huehuetenango, saldó esa deuda que a todos tenía preocupados,
no habíamos hecho referencia hasta ahora.
Salvo, claro está, luego del asesinato de uno de su
lectores de contadores, el señor Nelson Mauricio que perdió la vida luego del
ataque a mansalva proveniente de dos ladrones de motocicletas.
Ahora la E.E.M. ha vuelto a ser noticia por la
inauguración de una agencia que atenderá, desde el lunes de la presente semana,
los pagos de los usuarios del servicio eléctrico en el 2º nivel del Cent ro
Comercial La Pradera; esto indudablemente, representa un nuevo y buen servicio,
principalmente para los usuarios de las zonas 5, 11 y 12, así como para los
habitantes del área semi-urbana de ese gran sector del municipio.
Pero no solo por eso la Empresa Eléctrica ha vuelto a ser
noticia sino por el problema que se ha dado con relación a la emisión de unas
facturas por consumo del mes de Enero que fueron una desagradable sorpresa para
quienes las recibieron, principalmente en la zona 4 en donde los descontentos,
supuestamente, suman más de cien personas.
Es el caso que por causa justificada, hubo de despedirse
al lector de contadores del sector mencionado y cuando el lector nombrado hizo su trabajo con exacto
apego a los números que aparecen en cada contador, surgió la notable
diferencia; eso no significa otra cosa que malas lecturas o lecturas
tendenciosas de la persona despedida.
La investigación de las múltiples razones por las cuales
las lecturas de los contadores fueron deficientes o sesgadas se ha iniciado,
porque se ha puesto una denuncia formal ante los tribunales correspondientes
que tienen que actuar hasta descubrir la verdad de los hechos y deducir las
responsabilidades a quienes corresponda, si es que hay varios o solo a la
persona que tenía bajo su responsabilidad hacer un trabajo honorable en la
lectura de contadores del sector que le correspondía.
Estamos ante un hecho que pudiera ser calificado como un
delito cometido por un empleado público que incumple con sus deberes como tal o
que abusa de su cargo y de sus funciones en contra de los intereses de la
comunidad; pero también no podemos desestimar el hecho de que pudo haber
connivencia entre usuarios y empleado para disminuir el número de
kilovatios/hora en las lecturas mensuales, de tal manera que aquellos, pagaran
menos cada mes; si este último fuera el caso, no previeron el hecho que se ha
dado ahora: el cambio imprevisto del empleado en cuestión y la llegada de uno
nuevo que, con su trabajo puntual, pone a la vista las anomalías existentes; si
hubo connivencia, serán las autoridades quienes lo determinen y entonces los
involucrados en el delito tendrán que pagar hasta el último centavo de lo que,
en mal momento, decidieron dejar de pagar con lecturas anómalas y tendenciosas.
Podemos afirmar categóricamente que cada caso será
diferente; por eso todos deben tener paciencia y esperar que la justicia,
después de la investigación profunda que el caso requiere, llegue a “tirios y troyanos” y que se acepte lo que
cada quien merece; inocentes y supuestos culpables.
Y por
supuesto, esperemos que casos como este, no se repitan
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