EL RINCON DE EDWIN. Deficit fiscal, conflicto social
Muchos consideran que la administración del presupuesto de los Estados debe ser diferente a la administración del presupuesto de los hogares, donde las reglas son diferentes. De hecho, algunos teóricos de la Hacienda Pública consideran que los Gobiernos primero deben presupuestar los gastos y finalmente presupuestar los ingresos para poder cubrir dichos gastos.
Sin embargo, hay otros enfoques, con los cuales estamos más de acuerdo, basados en la revisión del potencial de generación de ingresos fiscales, derivado de la productividad y el crecimiento económico de los contribuyentes, constituyéndose los mismos en el marco restrictivo para presupuestar los gastos que implique la implementación de programas gubernamentales.
No debe olvidarse que son los contribuyentes de hoy o los de mañana quienes financiarán la totalidad de gastos derivados de la inversión y el funcionamiento de los gobiernos del mundo y que, todo desembolso tiene que ser pagado por alguien, ya sean estos contribuyentes de un país, o los contribuyentes de un conglomerado de países. En la mayoría de los casos, los gobernantes prefieren disfrutar de los beneficios en el presente y que los costos los paguen los que nacerán después y, qué mejor si lo pagan los contribuyentes que no son sus familiares.
Por ello ha sido común a lo largo de la historia de la humanidad y, así lo seguirá siendo, que los gobernantes del mundo se dediquen a implementar programas donde los gastos gubernamentales los favorecen a sí mismos, a sus familiares o a los amigos, especialmente a los financistas de sus respectivas campañas políticas. Por ello no extraña a nadie el hecho que las personas en el poder argumenten eternamente, la insuficiencia de los recursos para el financiamiento del presupuesto nacional y más repetidamente que una cantaleta, la petición de más fondos y endeudamiento, tanto interno como externo.
Dado que los Gobiernos tienden a inventarse programas, con el pretexto de fomentar el desarrollo de los habitantes del país, claman que es necesario para llegar al valle de la eterna felicidad prometida, que todos los habitantes aporten los recursos para el bienestar de sus hijos, lo cual no deja de ser un eufemismo. Por lo que ante la insuficiencia de la capacidad de pago de los ciudadanos, es necesario cubrir el exceso de gasto o déficit fiscal a través de contraer cuantiosas deudas, con ciudadanos del propio país (deuda interna) o adeudándole a ciudadanos de otros países (deuda externa).
Y así la situación de endeudamiento crece y crece con cada generación. Las deudas son destinadas al despilfarro gubernamental. Sin embargo, reitero que alguien tiene que pagar dicha deuda y sus correspondientes intereses. Casi siempre, los contratos de deuda son firmados a muchos años plazo; privilegiándose aquellos contratos que superen el período de gobierno actual, para que los costos los paguen los siguientes gobiernos y los siguientes contribuyentes. Eso permite al partido actual en el gobierno, no desgastarse y desgastar a los partidos que asuman el poder durante los períodos subsiguientes.
Cuando llega el momento de pagar, la ausencia de recursos es todavía más precaria, debido a que los recursos gubernamentales, raramente se aplican al desarrollo de la productividad, por lo que los contribuyentes ni cuentan con los recursos y los déficit presupuestarios resultan más abultados cada vez, lo cual obliga a los gobernantes que están obligados a pagar las deudas de sus antecesores, a requerir más impuestos o a endeudarse más, adicionando a esto, los requerimientos para financiar sus propios proyectos de desarrollo nacional, con el pretexto de siempre, conducir a sus ciudadanos al valle de la felicidad y con ello a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Más deuda.
Estos escenarios son típicos en todos los países del mundo de todas las épocas. Por ello observamos que periódicamente aparecen casos en que el endeudamiento resulta casi imposible de pagar, pero alguien lo tiene que pagar. Si los contribuyentes endeudados no pagan la deuda, la pagarán entonces los contribuyentes de los países que otorgaron los préstamos. Sin embargo, el problema del endeudamiento público no es tan sencillo en cuanto a sus implicaciones, ya que ello obliga a tomar medidas gubernamentales en un entorno de desesperación; lo cual, en vez de aliviar los efectos de las crisis que esto provoca, provoca un agravamiento de las condiciones sociales que degenera en profundos conflictos sociales.
En estos escenarios, surgen unas alianzas muy peculiares entre ciudadanos honrados y delincuentes, quienes se vuelcan masivamente en las calles uniendo sus fuerzas para organizar manifestaciones “pacíficas” que chocan contra los órganos de seguridad de los Estados, llámense estos guardias nacionales, soldados o policías. Desafían juntos, los honorables y los pillos al orden institucional que a lo largo de los años resulta siendo el culpable del nuevo desorden institucional.
Las crisis de endeudamiento, tarde o temprano se resuelven, ya que como apunté anteriormente, alguien paga los costos financieros, los contribuyentes del país o los contribuyentes extranjeros si la deuda se condona. Pero queda en las masas desafiantes del orden institucional, la sensación de superioridad sobre los organismos estatales de seguridad y justicia. Lo que provoca que más tarde, los grupos de delincuentes vuelquen su furia hacia sus anteriores aliados, las personas honorables que no midieron las consecuencias de engendrar alianzas con grupos delincuenciales en sus movimientos masivos para desafiar a las instituciones.
Hoy vemos el caso de la crisis provocada en Europa por el sobreendeudamiento de los gobiernos griegos en el pasado; esta semana observamos los enfrentamientos violentos en las principales ciudades de Grecia, así como el debilitamiento en el poder adquisitivo del Euro. Ello implica que muy probablemente, los costos del sobreendeudamiento de ese país serán pagados en mínima parte por los contribuyentes griegos y en mayor medida por los contribuyentes del resto de países de la Unión Europea vía el alza de precios y otras astucias macroeconómicas. Tanto franceses, alemanes, ingleses, italianos y demás, pagarán por los elotes que se comieron los políticos de la mítica Grecia.
Pero dentro de unos meses, en Grecia, probablemente se vivirá una época de alza en los índices delincuenciales. Tales hechos son naturales durante los procesos de ajuste social, los cuales suceden posteriormente a la resolución de este tipo de crisis; suceden muchos hechos violentos, homicidios, asaltos y otros hechos frutos del malestar social. En Huehuetenango, Guatemala hemos aprendido duramente la lección. Sin embargo, ya se ha aprobado en Guatemala un nuevo endeudamiento, cercano al diez por ciento del presupuesto nacional. Si no se acude a mecanismos para frenar la ejecución de este endeudamiento, en un futuro no muy lejano, viviremos un proceso similar al que vive la Grecia de hoy y del mañana.
Edwin Rocael Cardona Ambrosio
Huehuetenango, 8 de mayo de 2010
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