HUELGA DE DOLORES
El viernes recién pasado, conforme a las experiencias anteriores de los estudiantes universitarios de la San Carlos, culminarían las actividades de diferente índole que ellos inician con la Cuaresma, cada año.
Esta vez, por la bendita Gracia de Dios, no se vieron
interrumpidas nuestras actividades laborales normales, con ninguna recolección
de fondos u otras acciones, generalmente repudiadas por un enorme porcentaje de
ciudadanos, por cuanto los “encapuchados” locales dispusieron suspender las
molestias ocasionadas al comercio y a los ciudadanos que transitan en sus
vehículos diariamente, para pedirles dinero.
Y es que no podía ser de otra forma por las ingratas y
trágicas experiencias del año pasado, cuando perdieron la vida dos estudiantes,
compañeros de la misma unidad académica, por acciones vandálicas ocasionadas
por ellos mismos, una en el repudiado bautizo y la otra en el momento de
preparar las carrozas que presentarían el viernes de dolores del año pasado.
El recuerdo de estos funestos acontecimientos se tendrá
que sumar a la muerte ocasionada con motivo de un “operativo” para recaudar
fondos entre los conductores de vehículos en la carretera interamericana, hace
algunos años; las familias dolientes jamás olvidarán lo que ocurrió y parte del
pueblo también lo recordará por siempre.
Estos sucesos tienen que formar parte de la memoria
histórica que arrastra la “huelga de dolores” en Huehuetenango; obviamente esto
ha calado hondo y ha iniciado también una especie de inercia, que
necesariamente tendrá que llevar a un cambio total en las acciones que ellos
efectúan durante la Cuaresma.
Si se leyeron boletines los viernes de la época cuaresmal
o no, eso solamente lo supo un porcentaje insignificante de la población; si
hubo velada supuestamente humorística, tampoco tuvo significación y el desfile
final, ya no acaparó la atención del “respetable”. Detalles importantes que se
tienen que tomar en cuenta para ese cambio substancial del cual hablamos que
dará como resultado dejar tiradas a la mitad del camino las estructuras
obsoletas y perjudiciales y tomar el rumbo que todos esperamos: La jocosidad,
la sátira, el chiste, la poesía, la canción y el arte en general que ponga en
evidencia “lo podrido” de los estamentos políticos, con miras a que, quienes
viven de eso, de la política, también cambien sus métodos en beneficio de la
población en general.
Ojalá que este, sea un punto de inflexión y que, cuando
se disponga reiniciar La Huelga de Dolores, sea para que todos, felices, la
esperemos con ansiedad; otra cosa, solo serviría para sepultar a “la chabela”,
bajo toneladas de porquería.
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