CRISIS IN CRESCENDO:
Tenemos más de tres semanas de
ver como la crisis provocada por la corrupción en los niveles altos
gubernamentales, se va convirtiendo en un oleaje bravío que estremece a los
avezados conductores de embarcaciones de todo nivel, acostumbrados a sortear
las aguas embravecidas por las tormentas del océano. Esos mismos expertos, a
quienes se confía el manejo de las tormentas, pareciera que no saben qué hacer
ante el giro que toman los acontecimientos del día a día.
Esta semana, ante el despliegue de
la información sobre el penoso caso del IGSS en el cual se tienen que lamentar
personas fallecidas, cuyos decesos se originan en actos de corrupción,
pareciera que el gobierno en términos generales, está al borde del precipicio,
pero el “comandante” se niega terminantemente a declararse vencido y menos a
abandonar la nave, que hace “aguas” por todos lados. Todo parece apuntar a que
apuesta al espaldarazo ¿final?, de la gente que pudiera apoyarlo mediante la
colaboración de los alcaldes municipales que aún le son leales y que, como
última instancia, pudieran apoyarlo en la jugada que significaría la dilación
del “jaque mate”. Difícil, pero no imposible y el “comandante” se las debe
jugar.
Pienso que uno de los
acontecimientos de esta semana que más daño ha significado para este gobierno y
que han pretendido hacer ver como una mera opción estratégica, es la salida del
experto en seguridad e inteligencia militar Mauricio López Bonilla ahora ex
Ministro de Gobernación.
Su idoneidad para el desempeño
de este delicado puesto casi nunca se puso en duda porque dejó la impresión de
trabajar continuamente para mejorar la situación; sin embargo los niveles de
delincuencia nunca descendieron notablemente; se dejaron de pagar compromisos
millonarios de su Ministerio, patrullas y vehículos en general de la PNC se
quedaron sin combustible; se descubrió un contrato millonario para reparación
de unidades de la misma institución cuyo “destape” puede significar otra “ola”
de proporciones insospechadas, además de las adquisiciones de equipo
sofisticado de ¿”espionaje”? y los “intentos” de construcción de cárceles de
máxima seguridad un poco oscuros. Pero de todas maneras “el sub-comandante
Damián” significaba probablemente, la mano derecha, el báculo o un necesario
“apoyo” para el “comandante Tito”.
Por eso y por muchas otras cosas la
“tormenta” continúa; pero como todo movimiento de esta naturaleza, lo que ha ocurrido
desde tiempos inmemoriales, mientras pasan los días, se va convirtiendo en algo
que permite la infiltración de políticos marrulleros agazapados para surgir
como “los salvadores” o de gente cuyos deleznables intereses particulares,
pervierten y destruyen una protesta que nació limpia, con el único propósito de
echar la corrupción y terminar, de una vez por todas, con un sistema político y
económico colapsado y hediondo.
Si Guatemala no cambia totalmente
ahora, si seguimos con los mismos políticos mafiosos, con los mismos jueces y
diputados mercachifles, con los mismos sindicalistas sinvergüenzas, con esa
clase empresarial corrupta que evade el pago de sus compromisos legales y
compra voluntades…En fin, si no aprovechamos la oportunidad para cambiar radicalmente
el sistema, Guatemala caerá y tal vez para siempre, en la más terrible
depresión y en un abismo insondable.
Guatemala necesita hoy, de sus más
preclaros, dignos y honorables ciudadanos (del País completo), para conducir
este barco que, de lo contrario, se hundirá irremisiblemente.
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