domingo, 26 de julio de 2015

CORRUPCIÓN EN EL DEPORTE:

Guatemala, como ha quedado afirmado en la columna anterior, está viviendo hechos que por su ligamento con el narco y la corrupción, más la intervención eficaz y acertada del MP y la CICIG para limpiar el panorama, pueden significar un cambio por demás histórico de nuestra historia; otras naciones, como Honduras y El Salvador, se están “contagiando” de este sincero afán de depuración y los pueblos salen a las calles para exigirlo.
            Empero, nos hierve la sangre cuando, lanzando la mirada hacia terrenos que jamás
debieron contaminarse, nos enteramos de lo que ocurre en el fútbol de la CONCACAF en este torneo llamado “La Copa de Oro” que siempre se ha jugado en los Estados Unidos por cuestiones eminentemente económicas, principalmente por la gran población mexicana que llena los escenarios para ver a su selección; por lo tanto, conforme la visión extra deportiva de la CONCACAF, el “TRI” debe llegar a la final, a como dé lugar (Quizá no sea exactamente así, pero esa es la impresión que nos dejan por lo que hacen).
            La selección mexicana accedió a las semifinales a costa de la selección de Costa Rica a la cual se le ganó gracias a un penal muy polémico marcado por el árbitro guatemalteco Walter López; según la información recogida en las redes sociales, un jugador tico que le reclamó su actitud al árbitro chapín y recibió la siguiente respuesta: “Si no lo marco, algo me pasa…”
            El siguiente partido del “tri”, instalado ya de manera muy cuestionable en las semis, fue contra la selección “canalera” y, de manera mas que sorprendente, fue nombrado un referi gringo para pitarlo como juez central, sin  tomar en cuenta que en la otra semifinal se estaría jugando la vida la selección USA; anómalo, cuestionable y oscuro.
            A los 25 minutos de juego “el gringo” expulsó injustificadamente a un seleccionado panameño sirviéndole en bandeja de plata el triunfo a México; pero pasó el tiempo y los del “tri” no pudieron; y a los 89 minutos vino la debacle y el descaro: el “gringo” marca, obviamente a favor de México, un penal totalmente inexistente; los canaleros querían retirarse ante el despojo, pero pudo más la protección para el fútbol de su País que si ellos se marchan del juego, hubiese sido castigado de manera contundente. Guardado, el jugador mexicano que marcó el tiro a 12 pasos contra Costa Rica fue el nominado para el lanzamiento y anotó. Empate porque Panamá ganaba, con un gol de campo legítimo. En los tiempos extra vendría el máximo descaro del “gringo”: otro penal contra Panamá y Guardado anota de nuevo. México 2, Panamá 1 y quedaba instalada la selección mexicana en la final, tal lo programado con la debida anticipación. El “gringo” completaba “su trabajo” sirviendo en bandeja de oro el triunfo al “tri”. CONCACAF y la televisión conseguían sus propósitos lucrativos y avariciosos; nada que ver con el juego limpio dentro del fútbol. “Ladrones” y “Corrupción” fueron las palabras que aparecieron en una “manta” canalera.

            Aparte de esta desvergüenza y descaro de una entidad señalada de corrupción y algunos de cuyos directivos están en prisión o en proceso, precisamente por no ser muy honorables que digamos, vale la pena señalar que Guardado y su selección, perdieron la única oportunidad de convertirse en adalides y héroes del juego limpio a nivel mundial  si hubieran decidido “fallar” el tiro a doce pasos por lo burdo y lo injusto de la decisión arbitral; más les hubiera valido un reconocimiento de ese tamaño a nivel del globo terráqueo que una cuestionada “copa de oro” (así con minúsculas), que no vale un carajo.

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