ETAPA FINAL:
En
efecto, nos encontramos frente a la etapa final de la primera vuelta electoral
de este proceso manchado por una serie de elementos, algunos de los cuales,
mencionaremos en esta columna.
Es un hecho que no estuvimos de
acuerdo con la realización de las elecciones y más bien apoyamos a quienes bajo
el estribillo de que “en estas condiciones no queremos elecciones”, porque creo
que todos sabíamos que no ganaríamos absolutamente nada con los resultados que
se dieron.
La cosa no comenzó bien porque se
inscribieron una serie de candidatos señalados de crímenes, actos de
corrupción, faltos de idoneidad, capacidad y honradez (Arto. 113 constitucional)
y solo a uno de ellos se le vedó la inscripción; algunos candidatos con juicios
iniciados y a otros con petición judicial de retiro de la inmunidad fueron
puntualmente inscritos; por muy señalados que estuvieron no se les impidió su
participación y ganaron una alcaldía o una curul. Esto no puede significar otra
cosa que las elecciones solo sirvieron para continuar avalando la corrupción y
el crimen organizado dentro de las instituciones públicas de nuestro País. ¿Qué
va a cambiar en adelante? La respuesta es: ABSOLUTAMENTE NADA.
¿Qué pasó en Huehuetenango al
conocerse los resultados? 17 alcaldías,
incluyendo la cabecera departamental,
fueron ganadas por el LIDER, 10 por la UNE, 3 por el PP; URNG y TODOS,
se quedaron con las dos restantes. Dentro de ellas solo puedo rescatar el
triunfo de Carlos Alvarado en el municipio de Chiantla porque, aunque no tengo
estadísticas de procesos anteriores, el hombre ganó con más de nueve mil votos; una cantidad que me parece
que hay que resaltar, no solo porque significa un gran apoyo de la población
sino porque creo que es la primera vez que se registra tal cantidad de votos
para un candidato en ese municipio. ¡Felicitaciones!
Pero algo de lo que debemos hablar
con claridad meridiana es lo que ocurrió en nuestro Departamento a nivel de las
elecciones para el congreso nacional; es francamente sorprendente que esa
“Guatemala profunda”, un término que se inventó el General en situación de
retiro, Otto Fernando Pérez Molina, ex presidente de la República, para denominar
a quienes se dejan “acarrear” para cualquier cosa, haya decidido votar a favor
de ocho diputados que re-electos, seguirán en el Congreso, algunos de ellos, a
continuar haciendo de las suyas; tres tienen procesos iniciados, de los cuales
hemos visto y escuchado cosas que, a cualquier hijo de vecino medio decente, le
hubiese echo enrojecer de vergüenza y retirarse de las tarimas para siempre;
pero eso, a muchos de nuestros “políticos” les tiene sin cuidado. “Enrojecimos”
los huehuetecos (¿de vergüenza?) en el mapa político electoral de Guatemala.
La pregunta es: En estas
condiciones, las elecciones ¿Servirían para que algo vaya a cambiar para
Guatemala y en el caso particular, para Huehuetenango? La respuesta, por muy
optimistas y tolerantes que seamos, tiene que ser un rotundo… NO.
Las
informaciones del TSE, que realizó victoriosamente el trabajo que en ley le
corresponde, aún no terminan de llegar; solo se habla de la masiva asistencia
del ciudadano a los centros de votación y sus derivados, así como de resultados
todavía parciales en algunos casos, principalmente en la elección presidencial
y vice-presidencial; pero ¿Qué les parece si le ponemos atención a la otra cara
de la moneda que enseguida presentamos?:
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