domingo, 13 de septiembre de 2015

ETAPA FINAL:

En efecto, nos encontramos frente a la etapa final de la primera vuelta electoral de este proceso manchado por una serie de elementos, algunos de los cuales, mencionaremos en esta columna.
            Es un hecho que no estuvimos de acuerdo con la realización de las elecciones y más bien apoyamos a quienes bajo el estribillo de que “en estas condiciones no queremos elecciones”, porque creo que todos sabíamos que no ganaríamos absolutamente nada con los resultados que se dieron.
            La cosa no comenzó bien porque se inscribieron una serie de candidatos señalados de crímenes, actos de corrupción, faltos de idoneidad, capacidad y honradez (Arto. 113 constitucional) y solo a uno de ellos se le vedó la inscripción; algunos candidatos con juicios iniciados y a otros con petición judicial de retiro de la inmunidad fueron puntualmente inscritos; por muy señalados que estuvieron no se les impidió su participación y ganaron una alcaldía o una curul. Esto no puede significar otra cosa que las elecciones solo sirvieron para continuar avalando la corrupción y el crimen organizado dentro de las instituciones públicas de nuestro País. ¿Qué va a cambiar en adelante? La respuesta es: ABSOLUTAMENTE NADA.
            ¿Qué pasó en Huehuetenango al conocerse los resultados?  17 alcaldías, incluyendo la cabecera departamental,  fueron ganadas por el LIDER, 10 por la UNE, 3 por el PP; URNG y TODOS, se quedaron con las dos restantes. Dentro de ellas solo puedo rescatar el triunfo de Carlos Alvarado en el municipio de Chiantla porque, aunque no tengo estadísticas de procesos anteriores, el hombre ganó con más de  nueve mil votos; una cantidad que me parece que hay que resaltar, no solo porque significa un gran apoyo de la población sino porque creo que es la primera vez que se registra tal cantidad de votos para un candidato en ese municipio. ¡Felicitaciones!
            Pero algo de lo que debemos hablar con claridad meridiana es lo que ocurrió en nuestro Departamento a nivel de las elecciones para el congreso nacional; es francamente sorprendente que esa “Guatemala profunda”, un término que se inventó el General en situación de retiro, Otto Fernando Pérez Molina, ex presidente de la República, para denominar a quienes se dejan “acarrear” para cualquier cosa, haya decidido votar a favor de ocho diputados que re-electos, seguirán en el Congreso, algunos de ellos, a continuar haciendo de las suyas; tres tienen procesos iniciados, de los cuales hemos visto y escuchado cosas que, a cualquier hijo de vecino medio decente, le hubiese echo enrojecer de vergüenza y retirarse de las tarimas para siempre; pero eso, a muchos de nuestros “políticos” les tiene sin cuidado. “Enrojecimos” los huehuetecos (¿de vergüenza?) en el mapa político electoral de Guatemala.
            La pregunta es: En estas condiciones, las elecciones ¿Servirían para que algo vaya a cambiar para Guatemala y en el caso particular, para Huehuetenango? La respuesta, por muy optimistas y tolerantes que seamos, tiene que ser un rotundo… NO.

            Las informaciones del TSE, que realizó victoriosamente el trabajo que en ley le corresponde, aún no terminan de llegar; solo se habla de la masiva asistencia del ciudadano a los centros de votación y sus derivados, así como de resultados todavía parciales en algunos casos, principalmente en la elección presidencial y vice-presidencial; pero ¿Qué les parece si le ponemos atención a la otra cara de la moneda que enseguida presentamos?: 

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