domingo, 6 de diciembre de 2015

DOS POEMAS DEL DOCTOR ARTURO RÍOS

HORMIGO.  El   árbol de la cultura, de la marimba y de la paz.

HORMIGO
Hormigo, en los años de niño,  como en los de adolescencia,
Tu y yo experiencias compartimos.
Fue un éxtasis, tiempos radiantes y feliz estancia
Las horas oportunas que vivimos.

Recorren por un instante mi memoria,
Tus ramas y flores cómo con el viento se mecían,
Las hojas suavemente se enredaban y caían;
Yo trataba de atraparlas en el aire
Pero ellas remolineando de mis manos se salían.

Tu hábitat: la montaña, cataratas y arroyuelos.
Variedad de aves  te engalanaban con su cántico y su vuelo,
Rimando silbidos al compás de la brisa y enramadas,
Como la alondra, el cenzontle, el ruiseñor, que armonizaban
La cadencia del sol, que por la tarde se alejaba.

Hormigo, llegó el día que la montaña dejó de tenerte.
Te llevaron en noche de luna llena,
Dejando un vacío indolente junto al arroyuelo,
Sólo habían hojas y ramas en el suelo,
Señales que las manos insensatas  de los hombres
Te habían destrozado. No volveríamos a verte.

Se perdió el gozo de una  oruga que se abría.
Se fueron, como se va la luz del día,
Las mariposas que con sus colores cautivaban
A los lirios,  amapolas y las campanillas que te amaban.
Se perdió un ciclo de amor bajo tu sombra
Que lo siente el cenzontle, el ruiseñor, como la alondra.





Supe que en el pueblo unas manos te tallaban,
Las mismas manos que creí realmente torpes;
Eran manos admirables, manos prodigiosas,
Que afinaban al madero con delicados golpes.
Con toda sutileza trabajaban sus teclas amorosas,
Parte principal que daría sus notas armoniosas.

Hermano hormigo, te convirtieron en marimba,
Con esmero te transformaron artesanos y ebanistas.
Ensamblando maderas preciosas engalanaron
Su obra  magistral que con finura ejecutaron:
Ellos también tenían el  don de ser artistas.

Dotada de hermosura hoy te conocemos:
Guatemarimbas, Maderas de mi tierra, Marimba cuache,
Marimba Sencilla, Tenor, Marimba Grande.
Es importante como te llaman,
Lo cierto es que todos te aclaman
Cuando escuchan brotar de tus teclas un son o una obertura.

Instrumento que resuena en ésta sierra.
Instrumento que es símbolo, cultura y tradición guatemalteca.
Campesinos que gritan y bailan al compás  del son
No sé si con alegría o tristeza en el corazón,
Lo que hace que derramen lágrimas en ésta tierra
Al oír melodías ¡de la más pura marimba huehueteca!


Autor:  Doctor Arturo Ríos Villatoro.

  
NINFA DEL RÍO

Arriba en las gélidas montañas, nubes inertes en las alturas, las mujeres animadas viviendo el paisaje. La sierra oculta por la niebla que acompaña el bello corear de los pajarillos que silban en la intimidad de las llanuras, extendiendo sus alas para juguetear con el viento. Mientras el aroma a trigo y los maizales verde esperanza se conjugan con el amarillo naranja del horizonte. Ah, … ese aire frío y penetrante que se une a la neblina y celajes en un vaivén constante.
No te miento, apresuré el paso para llegar a las aguas frías y relajantes del río San Juan, donde las burbujas del bello nacimiento dibujaban en sus aguas cristalinas la imagen de una ninfa…
Te vi salir, la piel se me erizó y tú con pupilas muy dilatadas y mojadas, tus mejillas juntamente con tus labios rosados entre abiertos me paralizaban; en medio de un canto angelical, te vi llegar a mis brazos que con ansias te esperaban.

Ninfa del río San Juan.

Te vi emerger de las aguas más heladas
Haciendo de tu vida eterna primavera,
Feliz al tenerte en el fuego de mi hoguera,
Junto al río que fluye en sus cascadas.

Descubiertos a la frescura de la brisa,
Teniendo como fondo las álgidas montañas,
Concebida en nuestras venas muy a prisa
Nos extasiamos en sus cuencas aledañas.

Siempre, siempre fui el primero
En acariciar tersamente tu escultura,
Y sentir que  te quise como aún te quiero
Cuando te vi fijamente con ternura.

Dejémonos llevar con halagos y con calma
En éste claro y tranquilo atardecer,
Te pido con el corazón y con el alma
Ver juntos un nuevo amanecer.


Te pido que unidos tengamos esa dicha
De ver brillar a los luceros,
Y unidos y cruzadas nuestras manos
Ver venir los primeros aguaceros.




Autor: Doctor Arturo Ríos Villatoro.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Envíenos sus comentarios. Los comentarios que contengan expresiones soeces o fuera de lugar serán eliminados por nuestro equipo de moderación. Rogamos incluir su nombre y correo electrónico.

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio