domingo, 3 de enero de 2010

AÑO NUEVO

En el curso de la semana que ya está terminando, se ha producido uno de los cambios temporales mas esperados de este espacio de 365 días que, durante el 2,009, nos entregó un poco de cosas buenas y mucho de situaciones que quisiéramos que no se hubiesen producido jamás y que hoy no solo deseamos olvidar sino que oramos porque cambien totalmente.
Este acontecimiento del cual hablamos es la esperada despedida del “Año Viejo” y la llegada “consecuencia lógica del Feliz Año Nuevo”.
Esta festividad, como todas las llamadas tradiciones huehuetecas, ha cambiado rotundamente en la ciudad y ahora ya prácticamente, no queda nada de lo que fue en un momento de nuestra historia.
Hace años, la fiesta bailable del 31 de Diciembre, era algo espectacular y excepcional; junto a la del Sábado de Gloria, constituían los dos mejores bailes de todo el año.
La sociedad de aquel entonces se reunía en el Club de Tenis y los asistentes comenzaban a reunirse desde las nueve de la noche para iniciar el baile de gala; otro tanto ocurría en el salón de El Porvenir de los Obreros; a eso de las 11.45 de la noche, ambos salones quedaban casi totalmente vacíos; los jóvenes y personas adultas corrían con emoción hacia su domicilio para reunirse con sus ancestros, darse el abrazo del “año nuevo”, brindar con una copa de vino o de champagne y cenar generalmente con un delicioso “tamal” casero con un sabor y un toque muy especial que le daban “las reinas de la casa” (abuelas y madres).
Al concluir el ritual todos se despedían; las personas mayores se quedaban en casa pero los demás, “volaban” de regreso al salón de baile para disfrutar, al compás de las mejores marimbas de mi tierra, de la compañía de la pareja seleccionada hasta cuando asomaban los primeros rayos de Sol del primero de Enero. En uno de aquellos eventos bailables históricos, mas de algún enlace matrimonial quedó sellado por el destino.
He mencionado tan solo dos de esos salones en lo cuales danzamos en mas de una ocasión, pero debemos afirmar también que participaron de esta etapa histórica de nuestro pueblo, el Salón de la Asociación “La Mazorca” ubicado en la esquina de la 5ª. Avenida y 2ª. Calle de la zona 1 y el de “La Posada Española” de la 4ª avenida y 4ª calle, siempre de la zona 1, cada uno de los cuales en su momento, hizo su ingreso formal en esta historia hermosa y bella de las fiestas del 31 de Diciembre.
Estos fueron los cuatro principales, pero en otros sectores de la ciudad, también se llevaron a cabo bailes bonitos y muy concurridos pero que no permanecieron al paso de los años.
¿En qué momento aquello terminó? Francamente es difícil señalarlo con exactitud; lo que si podemos afirmar es que aquellas fiestas bailables que no tuvieron parangón, se fueron apagando junto al retraimiento de la marimba y el florecimiento de los sofisticados equipos de sonido que ocuparon el lugar especial que había tenido nuestro instrumento y símbolo nacional; la tecnología echó de las “tarimas” principales a los marimbistas y nos dejó con las “discos” que viven su momento de gloria. El cambio fue monumental y las extraordinarias reuniones sociales que permitían bailar y conversar al compás de la marimba, terminaron quizá, para no volver.

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