domingo, 21 de febrero de 2010

SEMANA NEGRA

Desde hace alrededor de dos años hemos estado viviendo en Huehuetenango jornadas terribles porque, en virtud de que prácticamente nos embarga la ingobernabilidad total, la mayor parte de nuestro Departamento se ha convertido en “tierra sin ley” y por tanto “tierra de nadie”.
Aquí en la ciudad de Huehuetenango, específicamente en la zona 4, El Terrero, tres sicarios asesinaron a balazos a un honorable empresario y a su hijo de apenas 15 años de edad dedicado a sus estudios y al deporte, participando activamente en la sub 15 del equipo Xinabajul. La inseguridad, producto de la ingobernabilidad en la cual vivimos, permite que la mayoría de empresarios estén permanentemente sometidos a las extorsiones que, cuando se niegan a pagar, firman su sentencia de muerte.
En el municipio de Santa Bárbara, considerado uno de los mas pobres del País, a consecuencia de la muerte probablemente violenta y cuyo origen aún no se establece con claridad de una señora septuagenaria, cientos de vecinos enardecidos con la única finalidad de hacer justicia por mano propia, no permitieron el ingreso de la policía y procedieron a linchar a tres personas sindicadas del hecho una de las cuales no murió en el acto, pero por el lamentable estado físico en que lo dejaron, falleció horas después.
Posteriormente en la cabecera municipal de La Democracia, una región que se ha convertido en un territorio tremendamente peligroso, el Alcalde del lugar, electo con el apoyo del partido político Unión Democrática y quien en los últimos días se unió al partido oficial Unión Nacional de la Esperanza-UNE, fue asesinado con saña tremenda por una decena de sicarios que lo esperaban en una de las calles de la cabecera municipal, probablemente con la certeza de que ese día, el hombre iría a pie a almorzar a su casa.
Para tal fin se usaron solo armas largas de grueso calibre, supuestamente fusiles AK-47, con las cuales acribillaron no solo al funcionario edil sino a sus dos elementos de seguridad que también cayeron bajo las balas asesinas; “de perdida” también murió un humilde vendedor de maní, septuagenario el señor, que estaba en el lugar equivocado en el momento menos oportuno.
Esto sumado a delitos y crímenes de diversa índole que se han cometido en estos días, nos sustentan para llamar con toda propiedad a este período, como una semana negra y una de las peores que Huehuetenango registra en su historia.
Digo una de las peores, porque aún está fresca en nuestra memoria la matanza de Agua Zarca en Santa Ana Huista que oficialmente arrojó 17 muertos pero que realmente dejó una evidencia que no se puede esconder: Mas de medio centenar de personas asesinadas.
Tampoco podemos olvidar la muerte violenta de cuatro individuos con algún tipo de antecedentes delincuenciales que se produjo en el municipio de Huehuetenango y el posterior linchamiento de tres jóvenes que también murieron bajo sindicaciones no comprobadas y por la violencia desatada en una comunidad que nada tenía que ver en el asunto que se manejó en su momento. ¡Siete asesinatos en un solo día! Posiblemente en “un ajuste de cuentas” perfectamente planificado por gente interesada.
Así vivimos aquí; así nos ve la gente de otros lugares de la República; así nos evalúan quienes viven en el extranjero porque nos hemos convertido en permanente “nota roja” que alimenta el morbo de cierta clase de individuos.
Esta “tierra de nadie” pretende volver a ser parte de un País con democracia, con seguridad y con gobiernos en donde se privilegie la capacidad, la inteligencia, la visión de futuro, el orden, la honorabilidad y la valentía.
¿Estaremos pidiendo demasiado?

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