EL ULTIMO “VAGÓN”
En semanarios anteriores abordamos el tema de los trabajadores pagados por el Ministerio de Educación que tomaron “medidas de hecho” hasta conseguir su propósito primario: Incremento salarial que, obviamente, ha encarecido la canasta básica.
A consecuencia de las ideas y pensamientos personales plasmados de manera disidente pero con todo respeto, hemos recibido comentarios que copiamos puntualmente en el espacio denominado “transcripciones” (hoy ocurre lo mismo) en algunos de los cuales me han dicho que “estoy viejo”, que “nunca fui maestro” o que “vivo en otro mundo” lo cual no me molesta en lo mínimo.
Para responder, la semana pasada, copié ideas de personas muy jóvenes que se refirieron en su momento al movimiento de dichos trabajadores; hoy, en “el último vagón” de este viaje que doy por concluido de manera definitiva en este semanario, me atrevo a copiar también, para que no me acusen de ser “proletario” defendiendo “ricos”, una columna del periodista Oscar Clemente Marroquín, Director del Diario La Hora (“Tribuna, no mostrador”) referente al tema en cuestión, que habla por sí solo:
“Joviel es ahora recolector de impuestos
Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Esta mañana, al escuchar a varios interlocutores en Emisoras Unidas hablando de las pérdidas económicas que según los empresarios provocan los paros del magisterio y especialmente el bloqueo de carreteras, aeropuertos y aduanas del país, Joviel Acevedo se sacó de la manga un argumento baboso. Dijo que como los empresarios no pagan impuestos, el magisterio les cobra al menos parte con esos paros, sosteniendo que es una forma de castigarlos por la evasión fiscal.
Digo que es un argumento baboso porque podría ser, si lo aceptamos, el argumento del marero que extorsiona y de quienes cobran lo que llaman impuesto a transportistas o a comerciantes. En efecto, uno de los problemas más graves del país es que en el marco de la inseguridad absoluta que prevalece en el país, hay bandas de criminales que cobran tributo a la población y les obligan a realizar pagos semanales, quincenales o mensuales a cambio de un compromiso para no matarlos. Así de simple y sencillo es el trato: si usted paga la extorsión evita que ese grupo de maleantes lo asesine, pero si "evade" ese peculiar "tributo", el castigo es la muerte. Joviel lo que hizo hoy fue equiparar a los maestros encargados de formar a nuestros niños con los mareros y pandilleros que tienen de rodillas a comunidades enteras donde todo el mundo tiene que pagar ese especial tributo. Como los guatemaltecos no pagamos impuestos y el nuestro es un paraíso fiscal, entonces los maestros cobran un impuesto que se traduce en el tiempo que pierden los ciudadanos en los atascos provocados por el bloqueo de puntos neurálgicos de tránsito. Y es que mientras los empresarios se sacaban de la manga cifras que no tienen el menor respaldo y parecía una competencia para ver quién se echaba la mejor charada, la cifra más abultada porque al fin y al cabo el micrófono aguanta con todo, Joviel Acevedo no pudo escapar al juego de inventarse cualquier babosada y dijo eso de que es una forma que está utilizando el magisterio para cobrar impuestos a los evasores, una forma de castigar a los que evaden el pago de sus obligaciones fiscales. En primer lugar hay que cuestionar que muchos de los que sufren los atascos pagan sus impuestos puntualmente y son ciudadanos que viven día a día y que a lo mejor hasta pueden perder el trabajo porque hay empleadores que no se andan con chiquitas para aprovechar cualquier pretexto para salir de parte de su personal. Y en eso no repara Joviel ni sus huestes, que sólo tienen en mente el derecho de su nariz y lo anteponen, para variar, al interés general. Lo que Joviel empezó como una campaña de apoyo al gobierno de Colom para impulsar el paquete fiscal, se le ha ido de las manos porque ahora es una demanda salarial del magisterio que no está en los planes del Gobierno y por lo tanto la situación se ha complicado. Eso siempre pasa con quienes son usados por los gobiernos para fines aviesos y si no que lo diga Sixto Pérez, el célebre esbirro de Barrios que se terminó saltando las trancas y empezó a operar por su cuenta. Lo mismo le pasa ahora al magisterio que fue manipulado por Colom y su gente, pero ahora principia a protestar con autonomía, hundiendo al país en el caos y sin que exista salida fácil a la crisis.”
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