domingo, 3 de junio de 2012

CORRUPCION

Seguramente uno de los indicativos de la voracidad, de la mala fe y de la carencia de principios y valores, es lo que permanentemente ocurre en ciertas instancias gubernativas y municipales en todo el País, que impide el desarrollo sostenible que todos quisiéramos para Guatemala. Pareciera ser que nada camina si no es mediante la famosa “mordida” en todas partes y cada día vemos con desconsuelo que la ética personal ha desaparecido (si es que alguna vez la conocieron los corruptos) para dar paso a un descaro inconcebible en la generación de dinero ilícito que rueda diariamente en cantidades industriales. Los empleados voraces han construido verdaderas “telarañas” integradas por funcionarios y empleados de varias dependencias que son parte de la mafia inter-institucional que hasta ahora, les ha funcionado de maravilla. Recién me he enterado de una nueva modalidad de corrupción que me ha dejado, una vez mas “con la boca abierta” porque, esos mismos, los corruptos, se las ingenian de mil maneras para introducir “reformas” y métodos y sistemas cada día mas sofisticados para conseguir extorsionar a víctimas elegidas con total precisión. Eligen, según mis corresponsales, un vehículo, si es posible del año, que puede ser una camioneta agrícola o un pick up, pero también eligen cuidadosamente a la víctima (a la que podrían señalar de haber cometido o estar cometiendo un ilícito); esperan cuidadosamente el momento oportuno y lo detienen solicitándole los documentos personales y los del vehículo señalado. Luego de revisarlo le indican que el vehículo tiene orden de captura internacional por haber sido robado en un País vecino y que por lo tanto se lo van a decomisar. La persona, totalmente sorprendida porque adquirió el vehículo con todas las de ley, eso sí, a un amigo confiable que le entregó todos los papeles en regla, incluyendo la nueva tarjeta de circulación, cree en la afirmación de quienes lo detuvieron porque además le indican que por estar involucrado en un negocio ilícito, lo tienen que conducir a que rinda cuentas y se lo llevarán a las detenciones oficiales. El propietario del vehículo cae en la trampa porque piensa que pueden salir a relucir algunas cosas de su vida pasada que son inconvenientes pero que no tienen nada que ver con delitos de alto impacto; se rinde, prácticamente, y acepta la extorsión que tiene que pagar a sus captores y que es de varias decenas de miles de quetzales para que lo dejen en libertad. “Consumatum est”; el vehículo, conforme a lo que se establece conforme a la ley, está solvente; los delincuentes, empleados gubernamentales constituidos en auténticas “mafias” no demuestran su acusación, pero tampoco permiten que el “acusado” pueda ingresar al “sistema oficial” porque todos los involucrados reciben “su tajada”. Además, la víctima, ha sido amenazada de muerte “si hace mucha bulla”. Ojalá que a Ud. no le ocurra algo similar porque si se doblega ante estos delincuentes, perderá vehículo, dinero y probablemente una “carceleada” bajo acusaciones falsas, de toda falsedad, como le está ocurriendo a muchas personas honradas que están presas porque “alguien” en las alturas, así lo decidió. ¡Dios nos libre de esta podredumbre!

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