domingo, 24 de agosto de 2014

ESPACIOS:

El 12 de Agosto se celebró, según las informaciones que pudimos conocer, el Día Internacional de la Juventud; organizaciones juveniles de todo tipo lo celebraron de mil maneras distintas lo que es bueno y alentador para todos.
            Como siempre que hay celebraciones que tienen que ver con algún segmento poblacional, se emiten una serie de declaraciones a cuales más interesantes y diversas exigiendo algo en particular o muchas cosas en general.
            Dentro de las peticiones que me llamaron la atención de parte de algunos jóvenes, quiero referirme específicamente a la exigencia de que se asignen espacios para que ellos puedan tener acceso a la participación política en programas y proyectos gubernamentales si es preciso.
            Por alguna razón misteriosa recordé de inmediato las exigencias que escuché de parte de un grupo de jóvenes, que ahora deben ser adultos, en el sentido de que un candidato para algo, pudo haber sido para la Alcaldía, se retirara de la contienda porque “le estaba robando espacios a la juventud” (de esto hace algunos años, obviamente).
            No podemos pedirle eso a alguien que, aun siendo adulto mayor, esté prestando un servicio excelente en la academia, en el gobierno, en la iniciativa privada o en cualquier parte, si ahí mismo viene accionando con soltura y eficiencia, brindando su experiencia y sus conocimientos para el beneficio de la comunidad; solo por asuntos eminentemente económicos han retirado a empleados con extraordinaria experiencia y conocimientos profundos sobre la materia en cuestión, para darle paso y “abrir espacios” a una nueva generación; en muchos de estos cambios efectuados, la calidad se ha perdido y la misma empresa, establecimiento, institución o lo que sea, ha perdido credibilidad y confianza porque esa “nueva sangre”, no tiene todavía la consistencia necesaria.
            En el caso de aquel político añejo a quien le pedían retirarse para darle “espacio” a los jóvenes, yo recuerdo que él mismo luchó por encontrar esos “espacios” desde que prácticamente era un adolescente, nadie le regaló ningún lugar, luchó mucho tiempo, pero trabajó muy duro, hasta que se convirtió en dirigente departamental, posteriormente ocupó posiciones dirigenciales a nivel nacional y obviamente, cuando después de mucho trabajo ya había encontrado “los espacios” por los que luchó con mucho ahínco, había ganado también puestos públicos muy importantes en el Departamento y a nivel nacional. Llegó a donde pudo y quiso, pero a base de trabajo constante, de esfuerzo permanente y, lo que quizá es muy importante, sin descalificar a nadie sino con puro corazón y esfuerzo.
            Creo que para la juventud actual principalmente y para todos, este ejemplo es el camino que todos deben seguir: Prepararse para las “batallas” (porque son muchas) hasta ganar “la guerra”, que sería el fin último. Y esto tiene vigencia no solo en el campo político, sino en todos los ámbitos laborales y profesionales a donde pretendemos triunfar. No es cosa de exigir que nos abran “espacios”; es cosa de luchar en buena ley por acceder a esos mismos “espacios”; si por “cuello”, por compadrazgo, por parentesco o situaciones similares nos dan “esos espacios”, este “éxito” tendrá un sabor amargo; jamás conoceremos cual es el dulce sabor del auténtico triunfo, porque será como “ganar” una carrera pedestre metiéndole  zancadilla a los competidores. Ganar, triunfar sin “arrugas”, tal es la meta de hombres y mujeres dignos y capaces, que ahora están en plena juventud y que no debieran perder “el norte” de la honradez, la decencia y el espíritu de lucha.

            “Para llegar a la tierra prometida, hay que vencer las penalidades del desierto”, tal debe ser la consigna.

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