¡LA VIDA SE VA…!
El viernes antes de mediodía, me dirigí a Imprenta y
Librería JOSMAP para cancelar una deuda pendiente, pero tenía que aprovechar la
oportunidad para conversar, aunque fuera por pocos momentos, con su
propietario, el distinguido amigo y Profesor José Osberto Mepis; estoy más que
sabido que luego de algunos minutos de charla, soltaremos la primera carcajada,
pero ese día fue la excepción; una de las primeras cosas que hablamos me dejó
helado porque Mepis me contó sobre el fallecimiento, en la ciudad de
Quetzaltenango, de alguien que fue mi amigo del alma y al que tenía años de no
ver ni saber de él: Carlos Alberto López Santiago, el “Chimeco López”.
Era hijo de don Goyito López y doña
Chabelita Santiago de López que, hace muchos años, tuvieron su domicilio en la
esquina de la 4ª calle y 7ª avenida de la zona 1, justo en donde se encuentra
la Academia de Mecanografía “La Medalla Milagrosa” que pertenece a Julieta
López que fue esposa del Prof. Clemenio Alí Santiago Cifuentes. Julieta y
Ricardo, que todavía viven en ese lugar, son hermanos del “Chimeco”, que nació
en esa casa.
Carlos era hermano de Goyo López que
fue un extraordinario basquetbolista y ambos, fueron seleccionados nacionales;
en su momento se integraron a nuestros equipos de básquet y fútbol de nombre “Xinabajul”,
que en la década del 50 fundamos estudiantes huehuetecos radicados en Xela y
Guate. ¡Cómo disfrutamos aquella época deportiva!
Yo viví varios años en Quetzaltenango
y parte de ellos en la casa que alquilaba don Goyito, doña Chabe y tres de sus
cinco hijos como único huésped. Goyo hijo y Chabelita, la hermana mayor, vivían
por separado en otros lugares del País. En ese apartamento, ubicado en el 2º
nivel del Pasaje Enríquez, estrechamos los vínculos amistosos principalmente
con el “Chimeco” que por entonces trabajaba en Caminos. Salía muy temprano, a
eso de las cinco de la mañana, pero antes se tomaba un poco más de un litro de
leche que su mamá le dejaba todas las noches.
Por entonces, Clemenio que era novio
de Julieta y con quien también hicimos una excelente amistad, trabajaba en
Obras Públicas y a la llegada a la Jefatura del Coronel e Ingeniero Julio Pablo
García, yo también caí por ahí; el Ingeniero me llevó porque ya había sido su
subalterno en una ocasión anterior; un ligamento adicional a la amistad con
Clemenio Alí con quien volveríamos a trabajar juntos, a partir de 1,966, pero
en el INMAC, aquí en Huehue.
El “Chimeco”, posteriormente, muy
ligado a la selección de Basquet de Xela, se involucró laboralmente con la
Empresa Eléctrica de Quetzaltenango; para entonces yo, que había salido de Xela
definitivamente en 1,959, también fui perdiendo contactos e hilos amistosos,
por la lejanía, con quienes fueron compañeros y amigos; una que otra vez nos
vimos, hablamos y volvimos a disfrutar de los recuerdos de esa, que fue otra
historia que había comenzado por el año 48.
Estoy completamente seguro que Carlos
se entregó con el alma y la vida al basquet bol de Quetzaltenango porque si
bien dejó “el ombligo” en Huehue, él fue “chivo” a morir; no lo sé pero ojalá
se le haya reconocido en vida esa entrega, totalmente desinteresada, a las
generaciones jóvenes de deportistas de la “ciudad de la estrella”.
A Carlos lo atropelló un motorista en
la Avenida de las Américas que pretendió atravesar a pie en horas de la tarde;
sufrió fracturas y golpes tremendos que lo condujeron a un centro hospitalario
en donde falleció en horas de la madrugada. Todos sabemos en donde nacimos pero
nadie en donde y como morirá.
La Vida se le fue al “Chimeco” como se
nos irá a todos; lo siento muchísimo porque fue un hermano para mí; sentidas
condolencias a toda su familia; flores sobre su tumba, una especial siempreviva
y un “hasta pronto” para el “Chimeco López”.
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