PLAGIO:
Del
verbo plagiar, que de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española
tiene dos acepciones muy conocidas: “Apoderarse de una persona para obtener
rescate por su libertad” y “Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como
propias”; nos referiremos a este último significado agregando que, con motivo
de dos trabajos que se conocieron en Guatemala y que resultaron en plagio de parte
de un conocido personaje, el significado de la palabra es más que conocido.
Resulta que con motivo de las recién
celebradas Fiestas Julias de Huehuetenango se publicó una revista a todo color
cuyo fin primordial, según lo que pudimos ver, era mostrar fotografías
espectaculares de nuestro Departamento y algunos personajes, especialmente
bellas señoritas candidatas a Reina Departamental, y lo lograron con acierto.
La Revista en cuestión se denomina “2,014-Fiestas Julias-Huehuetenango” y
corre bajo la responsabilidad de la empresa “Galería Gráfica” de la ciudad de
Quetzaltenango. En dos de sus páginas (que no están numeradas) aparece un
artículo que ellos titularon simplemente “Fiestas Julias” copiado casi
totalmente (90% diríamos) de un trabajo personal que publiqué el 30 de Junio
del año 2,013 en mi blog particular “Aquí Huehuetenango” que lleva casi 12 años
de aparecer en tres direcciones distintas de internet.
Mi trabajo se publicó bajo la denominación de “Reseña Histórica: Fiestas
Julias y su Reinado” y en él aparece un acápite que dice textualmente: “Vale la
pena comenzar a organizar el centenario de esta joya arquitectónica que solo
existe en tres Departamentos de la República: Quetzaltenango, Totonicapán y
Huehuetenango”; lo escribí porque el año pasado se celebrarían los cien años de
haberse inaugurado el Teatro Municipal en el mes de Diciembre. Tan mal están
los supuestos plagiarios, que copiaron el párrafo íntegro sin percatarse que
ello, los pondría más en evidencia.
No es que me moleste mucho que
mis trabajos sean utilizados para cosas particulares, probablemente académicas,
pero tampoco es correcto que se plagien en empresas eminentemente lucrativas
como la mencionada aquí, que seguramente cobró cada uno de los anuncios que ahí
aparecen, a precio de oro. Debo decir que en el tiempo que tengo de realizar
esta labor periodística por internet, jamás he ganado “un centavo partido por
la mitad” porque es un trabajo que se realiza “por amor al arte”, como solemos
decir. Desde ese punto de vista, el plagio no se vale.
Es más, el Código Penal, en su artículo 274 “Violación al derecho de
autor y derechos conexos” afirma que “será sancionado con prisión de uno a seis
años y una multa de cincuenta mil a setecientos cincuenta mil quetzales quien
realice cualquiera de los actos siguientes: a)…b)…c) La reproducción de una
obra, interpretación o ejecución, fonograma o difusión sin la autorización del
autor o titular del derecho correspondiente; d) La adaptación arreglo o
transformación de todo o parte de una obra protegida sin la autorización del
autor o del titular del derecho.” Y siguen los incisos “pesados”.
Pienso que para evitar problemas nada cuesta solicitar la autorización
correspondiente o hacer uso de la creatividad propia para trasladar la nota
apropiada; de lo contrario no solo nos pueden poner en evidencia sino, lo que
es peor, deducirnos las responsabilidades penales que casos como este iniciarían
un proceso judicial. Las dos cosas son notoriamente perjudiciales para la
imagen y el prestigio de una empresa lucrativa como “Galería Gráfica”.
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