PERIODISMO

La acepción que nos presenta el diccionario de la Real Academia Española reza: “Periodista: Persona que compone, escribe o edita un periódico. Persona que, profesionalmente, prepara o presenta las noticias en un periódico o en otro medio de difusión” y de Periodismo dice: “Ejercicio o profesión de periodista”.

            Si nos atenemos a lo que dice el DRAE y en mi caso a un Diploma de la APG, tengo más de 50 años de ejercer tal profesión que no convierte en persona adinerada a ninguno que se dedique a ello con total honorabilidad y decencia. En mi caso particular, cuando trabajé periodísticamente  en la televisión, la audiencia  y personas que sabían de mi trabajo, creían a pie juntillas que me ganaba un dineral; tal vez algunos no lo crean, pero los empresarios de la TV por cable jamás me pagaron un solo centavo por mi trabajo; había que hacer el salario a base de publicidad pagada por anunciantes.

            Aprender en carne viva los entresijos del periodismo en Guatemala es doloroso y muchas veces, decepcionante: Si Ud. habla o escribe cosas positivas de personas que desempeñan alguna función dentro del conglomerado, ya sea en la cosa pública o en la privada, probablemente lo traten con respeto y consideración o a lo mejor, ni caso le hacen; pero, sin por el contrario, con la verdad en la mano, dice cosas no muy agradables de ellos por su negativismo, prepotencia, corrupción y demás, lo único que puede esperar es que lo agredan, lo vituperen, lo maltraten, lo difamen, lo injurien y como mínimo, “le mienten la madre”; la golpiza o el asesinato siempre es una opción para ellos…Todo como respuesta a la verdad que Ud. expresó sobre su corrupta actitud. El periodista no es el protagonista de la noticia; son los que intervienen en un acto público; el periodista, con base en los mismos actos, por referencia de fuentes confiables o documentales, simplemente traslada la noticia. 

            Durante varios años publiqué una revista que se llamó “Controversia” y ganábamos algún dinero por la venta de publicidad; pero el slogan fue, más o menos: “Vendemos publicidad, no nuestra conciencia”. Y esa ha sido nuestra línea de vida; ante la falta de respeto y consideración para la labor periodística nos hemos visto en la necesidad de trabajar fuerte para la consecución de anuncios publicitarios en todos los medios en los que hemos ocupado tiempo y espacio, pero jamás recibimos un centavo que no haya estado debidamente facturado; jamás hemos vendido ni nuestras ideas, ni nuestra conciencia. Seguimos en la misma línea: Prestamos un servicio y emitimos una factura cobrando por el trabajo; cumplimos con nuestro deber y respetamos el convenio y la palabra empeñada, pero nunca venderemos nuestra dignidad.

            Nuestra posición de periodista, probablemente reconocida por algunos, sigue siendo la misma: Defender los intereses del pueblo en general y seguir siendo la voz de quienes no tienen oportunidad de ser escuchados, por su pobreza, por su escaso nivel educativo y porque hay gente millonaria que quiere seguir engañándolos. Puedo decir con la cara en alto y el espíritu limpio que nunca he mentido para conseguir una posición o una ganancia ilícita; nunca me he aprovechado de mi posición para engañar, engatusar o sorprender a la comunidad tergiversando la verdad de los hechos. Si algunos han caído en desgracia porque yo dije la verdad, ese no es mi problema; si algunos han sido castigados no es por lo que hayamos dado a conocer; es el resultado de su actitud innoble, comprobada por las instancias correspondientes.

            Y ese es el periodismo digno: Decir siempre la verdad aunque después caigan rayos “amantes de la libre emisión del pensamiento (pero solo cuando los halagan)”; caso contrario R.I.P.