domingo, 8 de noviembre de 2015

ESCEPTICISMO:

Es la doctrina de ciertos filósofos antiguos y modernos que consiste en afirmar que la verdad no existe, o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla; desconfianza o duda de la verdad o eficacia de alguna cosa.    
            Actualmente en Guatemala la mayoría de ciudadanos desconfía de lo presente y el futuro en el aspecto eminentemente político; no sabemos que nos depara el futuro inmediato y desconfiamos de todo y de todos.
            ¿Quiénes son los responsables de que seamos tan escépticos en lo que a la política se refiere? Los individuos que a lo largo de los años utilizaron la política para robar, para mentir, para enriquecerse ilícitamente; eso nadie lo duda. Y dentro de este canasto de “manzanas putrefactas” están todos aquellos de quienes conocemos tanta “movida chueca”, independientemente de que estén ya señalados por las autoridades correspondientes o simplemente por la vindicta pública. No importa que estén enjuiciados o a un paso de ir a la cárcel; no importa que, de momento, sigan libres, soñando que no les podrán iniciar juicio alguno; lo importante es que los conocemos y sabemos de su trayectoria delincuencial y que, tarde o temprano, la guadaña los decapitará. El pueblo ha despertado y  descansará hasta que  se haga justicia.
            Algunos de los funcionarios recién electos podrían equivocarse pensando que como el voto de cierto sector de la población les fue favorable, eso los libra de cualquier señalamiento; ¡falso!; el Presidente recién electo con 2,750.847 votos está perdiendo aceleradamente el favor de sus propios simpatizantes por defender lo indefendible en el caso de su asesor financiero José Ramón Lam, a quien se le sindica de faltar a la ética y a la moral por haber cometido el delito de plagio; también ha recibido muchas “tachas” por pedir un presupuesto “sin candados” porque eso deja abierta la puerta a la corrupción. No debe olvidar el próximo mandatario que más de cuatro millones doscientos mil  ciudadanos guatemaltecos, no lo favorecieron con su voto…y eso, es decir ¡Cuidado…Mucho cuidado!
            Diputados y Alcaldes electos no pueden cantar victoria porque ganaron en el último proceso electoral una curul o un cómodo sillón edilicio porque todos están en las mismas o peores condiciones: El apoyo electoral que recibieron es infinitamente menor a quienes no votaron por ellos o en su caso, los rechazaron, que para el efecto, es lo mismo.
            Vayamos a un solo ejemplo: El candidato más votado en el Departamento de Huehuetenango fue Carlos Alvarado del municipio de Chiantla que obtuvo más de nueve mil sufragios; el padrón electoral de dicho municipio lo constituyen 36,268 ciudadanos; si hubiera obtenido 10,000, más de 26,000 ciudadanos chiantlecos no lo apoyaron por la razón que usted quiera esgrimir; a él tocará persuadirlos y convencerlos de la bondad de su trabajo como Jefe Edil. Y la tiene fácil porque aquellos Alcaldes electos que se quedaron tan solo con un 10% del sufragio de su municipio van “cuesta arriba”.

            Desde el Presidente hasta el concejal último del municipio más pequeño (pasando por los diputados), electos en la última contienda, deben actuar con inteligencia, honradez y mucha capacidad para recuperar la credibilidad perdida; caso contrario, ellos primero, pero al final todos, nos hundiremos en el más insondable de los abismos.

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