domingo, 16 de diciembre de 2012

SOBRIEDAD:

Cuando hablamos de sobriedad no solo nos estamos refiriendo a una actividad en la cual ninguno está borracho sino que lo que deseamos es mencionar que, una celebración determinada, de la índole que fuere, es templada y moderada para satisfacción y respeto de los asistentes.

De ese tipo de sobriedad quisiéramos que se inyectaran los actos que se han disparado ya con motivo de las fiestas navideñas y de fin den año; convivios a granel, asistencia a fiestas de todo tipo, principalmente a los antros llamados discos y una gran cantidad de reuniones laborales, sociales y familiares que se están dando con gran profusión y contentamiento.

Pero el problema no es que se celebren este tipo de cosas; el problema es lo que se está desprendiendo de ello; apenas estamos en lo que llamaríamos las “vísperas” y ya sabemos de los accidentes e incidentes provocados por conductores ebrios que han ocasionado daños a la propiedad privada y que quien sabe si tengan el dinero para pagar los destrozos que han hecho en vehículos y viviendas de vecinos.

También, algunos de estos conductores han arrollado ya a personas que perdieron la vida, lo cual significa una tragedia para los deudos. ¿Habrán pensado estos cafres en estas lamentables consecuencias de no pensar “con la cabeza"? ¿Estaba en su plan de vida convertirse en homicidas, ocasionando una tragedia que destroza a una o varias familias?

Lo expresé en mi programa de televisión y lo escribo ahora para que quede muy claro: No deseo que se me tome como un puritano o expresión similar porque no pretendo cambiar ni guiar la vida de nadie; por mí, que se emborrache quien quiera; que beban hasta el paroxismo o hasta la intoxicación si ese es su deseo, que se droguen hasta la locura, pero que no le hagan daño a nadie; que midan las consecuencias de sus actos para evitar convertirnos y convertirse en simples números estadísticos de cárceles, hospitales, morgues y cementerios.

Si asisten a uno de estos convivios, que ahora se cuentan por cientos, que vayan a pie, en bus o en taxi; pero si conducen un vehículo y se embriagan, que le pidan favor a alguien que esté sobrio para que se los maneje; así todos contentos y tranquilos.

La seguridad ciudadana en estas fiestas no es solo cuestión de las autoridades encargadas de ello; es también algo verdaderamente importante para todos y por lo tanto cada quien, debe poner el granito de arena que le corresponde.

Tratemos de llevarla en paz y hagamos lo que hagamos, siempre pensemos en que la vida e integridad física de cada uno de nosotros, es algo que debemos considerar como sagrado. Por lo tanto y para utilizar la expresión que venimos escuchando desde siempre, les repetimos y les reiteramos, SI BEBE, NO MANEJE.

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