CUENTAS FALSAS

Por los escasos y burdos que son, ya no pueden ocultar su identidad aquellos perversos y malévolos sujetos que se dedican, por intereses eminentemente personales económico-políticos, a la creación de cuentas falsas de Facebook que les han servido para insultar, denigrar y calumniar a hombres y mujeres a quienes pretenden aislar y convertir en parias de la sociedad.

            Y cuando escribo de falsedad, me refiero a sus estadios de ideológica y material; por lo tanto se escudan en el mas vil de los anonimatos porque no tienen “los tamaños” de suscribir cada cosa que escriben en la seguridad o por lo menos la esperanza, de nunca ser descubiertos.

            Sin embargo, conservar esos pocos nombres, de esos poco hombres en la oscuridad, es poco menos que imposible. ¿Por qué? Porque sus incursiones en los vericuetos del vil anonimato no son de ahora; vienen desde hace años y existen “tips” por medio de los cuales alguien que los conozca personalmente,  que haya leído con atención y haya sido víctima de sus burdos ataques por medio de la basura que escriben, los identifica con facilidad.

            Las preguntas siempre será las mismas: ¿Por qué no tienen el valor de dar la cara y el nombre? ¿Por qué viven a la sombra de lo ignoto y lo desconocido, si ya muchos sabemos quienes son?. Siempre han hecho lo mismo y siempre atacando a sus supuestos enemigos desde la trinchera del odio, del rencor, de la venganza y obviamente desde la caverna de la oscuridad en donde lamen su propio veneno.

            Y son viles émulos de los politiqueros criollos que utilizan siempre la intriga para lograr sus funestos propósitos; seguramente ellos no tienen acceso a hablarle al oído a ciertos funcionarios con poder de decisión, pero sí tienen lacayos hipócritas, como viles mozos a su servicio, que aprovechando su cercanía a “los jefes”, les susurran maledicencias, versiones falsas de lo que ocurre, calumnias, injurias y todo aquello que sirva para orillar a ciertos funcionarios a cometer errores que favorecerán, en última instancia, a estos malditos sirvientes de satanás.

            En Guatemala existimos periodistas con muchos años de trayectoria limpia, incapaces de ocultar nuestra identidad para hablar o escribir lo que consideramos que es lo mejor para el País en general; no es que seamos ejemplo de valor, de conocimiento total de las cosas o que pretendamos que el mundo marche por donde nosotros queremos. Es que nacimos con una profunda convicción y vocación de servicio a la comunidad; por lo tanto no toleramos a aquellos falaces e hipócritas que, por conseguir sus innobles y burdos propósitos, son capaces de cualquier cosa, incluso de vender su alma al diablo para lograr lo que se proponen; no se detienen ni siquiera en destrozar material y/o espiritual, política y sicológicamente a quienes tal vez, solo los han favorecido. Jamás entenderé la vileza de los anonimistas cobardes, de los intrigantes perversos que solo buscan su beneficio personal, sean quienes sean o se dediquen a la empresa, a la politiquería criolla, a la mendicidad aburguesada, a medios de comunicación y a entorpecer y torpedear el trabajo honrado de quienes seguramente los conocen y los han tolerado por conmiseración.

            Un día no lejano, los colocaremos en la tarima de la vindicta pública solo para saber si les queda algo de vergüenza.