domingo, 20 de junio de 2010

DIA DEL PADRE

Tanto la celebración del Día de la Madre como la del Día del Padre no tienen una fecha internacional que sea la misma en todos los países, principalmente latinoamericanos, en donde se celebra en fechas diferentes; en algunos la celebración del Día de la Madre ocurre el segundo domingo de Mayo; el primer domingo de la segunda quincena de junio está reservado para celebrar el Día del Padre; las fechas pues, son distintas; pero aquí en Guatemala no aceptamos el cambio; el 10 de Mayo es para festejar a Mamá y el 17 de Junio es para Papá y no importa el día que caiga con el consabido feriado para los festejados.
De estos acontecimientos, el Día de la Madre se celebra con mucha pompa y supuestamente con mucho amor para las mamás, pero la enorme comercialización que de esta fecha se ha promovido, ya no deja ver con claridad si son los hijos los mas felices y contentos o son los comerciantes los que se frotan las manos por las enormes ventas que la publicidad provoca.
Regalos van y regalos vienen, mas del noventa por ciento adquiridos en almacenes y un mínimo porcentaje elaborado por los hijos pequeños en los establecimientos educativos o en el propio hogar; por supuesto que son los pobres papás los que tienen que sufragar “el compromiso” que las promociones crearon.
Esta semana se ha celebrado el Día del Padre y de hecho, algunas instituciones de todo tipo (incluso públicas), decidieron hacer una fiesta para los papás pero no con recursos propios sino que enviaron solicitudes escritas pidiendo la dichosa colaboración pecuniaria para poder hacerlo. Y ¿Adivinen a quienes les mandaron las dichosas solicitudes? ¡A los Papás!
Ya viene El Día del Maestro cuya celebración es muy merecida, principalmente para quienes no han perdido la mística y la labor apostólica que ello conlleva; pero quienes toda la vida preparan esa celebración son los propios Maestros.
¿No habrá alguna manera de introducir cambios en estos entramados? ¿No será que esas mismas instituciones que piden contribuciones a los papás y a los maestros para celebrar estos acontecimientos podrían hacerlo de otra manera?
Diríamos que vale la pena intentar algo distinto y mas conveniente para los agasajados, porque “tocar la marimba y también bailar el son”, como que ¡No se vale!.

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