PILARES DE JUSTICIA

Ya lo escribíamos recientemente: En Guatemala existen muchas leyes escritas desde tiempos inmemoriales; algunas muy buenas y otras francamente detestables; de estas últimas el Congreso de la República, en cumplimiento estricto de sus labores ordinarias, debiera realizar, con apoyo de los cientos de asesores que posee, un sesudo estudio para derogar todas aquellas que están demás porque son obsoletas, porque nunca se han cumplido pero de las que echan mano los “güizaches” cuando para lograr sus aviesos fines, se trata.

En cuanto a las leyes consideradas como buenas y ya no digamos algunos artículos de la Constitución de la República, debieran reformarse para ajustarlos a la realidad de Guatemala y con el único fin de aplicarla sin fines políticos y mucho menos para privilegiar a ciertas clases sociales.

Las leyes del País, cualquier País, deben ser de aplicación general y la justicia pronta y cumplida; en Guatemala no funcionan ninguna de las dos condiciones y una de las consecuencias de este desastre casi general es que nos hemos convertido en campeones de linchamientos ocurridos en regiones que, como Huehuetenango, ostenta un lugar preponderante en la aplicación de “la justicia por mano propia”.

¿Qué es lo que ocurre? Que nuestros “pilares” de la justicia, la Policía Nacional Civil, el Ministerio Público y el Organismo Judicial no funcionan como debieran.

La PNC, desde hace mucho tiempo, está permeada por intereses económicos no solo de algunos de sus elementos, desde el menor hasta el mayor de los rangos, sino por “los cañonazos económicos” disparados por empresas, instituciones y crimen organizado que tienen en sus nóminas a todos aquellos a quienes interesa mantener de su lado. Prueba evidente de lo anterior es la serie de detenciones que durante los últimos meses se han dado a conocer sobre elementos de la PNC que ahora guardan prisión por pertenecer a bandas delincuenciales, por corrupción y por actividades ilícitas de toda índole. Esta institución debe ser totalmente depurada.

En cuanto al Ministerio Público podemos escribir mas o menos lo mismo porque tanto ellos como los otros, pueden ser “comprados” para cambiar un “parte”, para colaboradores eficaces convenientemente conseguidos y pagados, provenientes de los estratos mas bajos de una sociedad en decadencia; no importa que sean “charamileros”, drogadictos, delincuentes confesos o enfermos mentales, que ellos le darán validez a declaraciones falsas aprendidas de memoria, como si se tratara de personas de alto valor cívico y ciudadano. Así tienen en la cárcel a muchos ciudadanos inocentes. El desprestigio que han lanzado como inmundicia a la cara y a la familia de personas honorables, lo han perfeccionado gracias a la dichosa CICIG que tanto daño a hecho a los guatemaltecos honorables.

Y ¿Qué decir del Organismo Judicial? La falta de ética y moral de algunas personas que exhiben un título universitario y que ocupan puestos aquí y que no tienen empacho en venderse al mejor postor, es algo que eriza y que “pone los pelos de punta”.

Sentencias condenatorias o absolutorias sin sustento legal, incluso desde las máximas instancias, nos han dejado boqui-abiertos porque, a todas luces, son similares a artículos que Ud. compra sin rubor, en cualquier negocio.

Sin pilares de la justicia sólidos, éticos y morales, ciñéndose estrictamente a la ley y a un sano criterio, sin sesgos políticos o económicos, jamás llegará la paz tan anhelada a nuestra querida patria.

¿Qué necesitamos realmente? ¿Depuración o revolución?