HUEHUETENANGO

Hace algunas semanas, un distinguido amigo, me manifestó que no había podido encontrar en ninguna parte, la historia de los primeros pasos del municipio de Huehuetenango y que esperaba que escribiéramos algo en este sentido, alguna vez, en nuestro semanario.

            Su nombre primigenio, conforme a algunos investigadores, era Xinabajul que significa “hombres del valle o del hoyo”; los indios mexicanos que acompañaban a Gonzalo de Alvarado en la conquista de estas tierras le cambiaron el nombre por Ahuehuetlenango porque al llegar al Centro Ceremonial de Zaculeu, que se convirtió en la fortaleza de Kaibil Balam y sus hombres, encontraron, en las márgenes del río, una gran cantidad de sabinos que ellos conocían con el nombre de ahuehuetles; de ahí el origen del nombre que hay quienes interpretan como “ciudad de los viejos”.

            En la época colonial Huehuetenango fue “cabeza de curato y capital del partido de su nombre en la Provincia de Totonicapán”; se inscribió en el registro de ciudades, villas y pueblo del Reino de Guatemala, con el nombre de Concepción Huehuetenango, pero se le nombró como “Partido de Huehuetenango”.

            Por allá por el año de 1740  escribe un documento oficial el Capitán Joseph de Olaverreta, a la sazón Teniente de Alcalde Mayor y Teniente de Capitán General del Partido de Huehuetenango en donde informa que hay 48 pueblos y dos valles de españoles con casas de teja, mientras que las de los naturales son de paja; dice también que existe un convento de religiosos del Real Orden de Nuestra Señora de la Merced; agrega otros datos importantes y afirma que “dista de la capital de Goathemala cincuenta leguas”.

            El 12 de Noviembre de 1,825 la Asamblea Nacional emite un decreto en donde se eleva a Huehuetenango a la categoría de Villa. En 1,849 tropas del General Carrera ´penetran a las calles de la Villa en persecución de las fuerzas del General Agustín Guzmán; en horas de la noche de ese 25 de Febrero, aparece el famoso General don Serapio Cruz (Tata Lapo) quien al mando de unos 300 hombres, viene a reforzar a las tropas de Guzmán; Carrera entonces huye y busca refugio en la Sierra de los Cuchumatanes. Más tarde, el 5 de Abril del mismo año, el General Miguel García Granados, inflige tremenda derrota a la soldadesca de Carrera, con la colaboración y valentía de civiles huehuetecos que participan activamente en las batallas.

            Veinte años después (1,869) aparece de nuevo por estos lares Tata Lapo, con el grado de Mariscal (pero en bando contrario) y el Teniente Coronel Justo Rufino Barrios, al mando de una tropa que ataca la Plaza de Huehuetenango defendida por el Coronel Aquilino Gómez Calonge y el Comandante Abelardo Arriola; la Iglesia Católica (ahora Catedral) estaba en fase de construcción y ahí se parapetaron los defensores ante el ataque, el vandalismo, el saqueo y la destrucción, incluido incendio, que provocó la soldadesca de Cruz y Barrios que al final, salieron derrotados; sin embargo, dejaron semi-destruido lo que ahora es la zona 3, el Calvario. Barrios salió herido en una pierna (quedó “cojo”) y unos dicen que se lo llevaron a Chiantla en donde lo cuidó doña Eustaquia Escobedo (Tía Taca) y otros afirman que se lo llevaron “a tuto” para Aguacatán;  murió en esta contienda un hijo de don Serapio de nombre Ramón Cruz.

            Cuando el General Justo Rufino Barrios llegó a ocupar la Presidencia de la República dispuso (por obvias razones) trasladar la cabecera departamental a Chiantla el 5 de Abril de 1,881; se reinstaló el 12 de Julio de 1,885 o sea 4 años, 4 meses y 7 días después, pero Huehuetenango seguía siendo una Villa; sin embargo,  el 23 de Noviembre de 1,886, el Presidente  de la República, don Manuel Lisandro BarillasBercián“le concede el Título de Ciudad, a la Cabecera del Departamento de Huehuetenango”. Barrios murió,  el 2 de Abril de 1,885 en Chalchuapa, El Salvador, supuestamente asesinado por un integrante del “Batallón Jalapa”.

            Estos son apenas fragmentos históricos de nuestra querida ciudad, importantes de conocer y que hemos entresacado para complacer al amigo que lo solicitó.