INSEGURIDAD
Pareciera que tenemos una fijación sobre algunos de los temas que generalmente tratamos en este semanario, pero no es así exactamente; es que lo que aquí comentamos con insistencia es porque dichos temas se convierten en problemas que dañan ostensiblemente los legítimos intereses de la población por tener una vida de mejor calidad y porque atentan en contra de la tranquilidad y la paz de los ciudadanos que, lo único que deseamos es poder estar en armonía con nuestros semejantes y con el medio que nos rodea.
Al ganar la segunda vuelta de las
elecciones generales últimas el partido político que gobierna, creo que, tanto
entre sus propios partidarios como en muchas personas que solo asisten a votar
y algunos que ni siquiera se asoman a las urnas, se despertó la ilusión ded que
por fin, tendríamos un gobierno que nos dotara de total seguridad y
transparencia en su gestión; ya casi han transcurrido dos años y aún no vemos
muy claro que se diga. Seguridad y transparencia siguen siendo asignaturas
pendientes de aprobafr hasta ahora.
En cuanto a la primera, que es la
única que trataremos superficialmente, deseo recordar que, con bombos y
platillos, se presentó la fuerza de tarea encargada de hacer de Huehuetenango
un “Municipio Seguro”; desde entonces nada ha cambiado; mas bien, en algunos
aspectos estamos empeorando.
Se registran balaceras por todos
lados, ebrios ocasionando accidentes lamentables y los que van a pie,
escandalizan de la peor manera en la vía pública; domicilios y negocios
saqueados continuamente; asesinatos que no se detienen; violentos asaltos en
cualquier parte para robar desde alhajas valiosas hasta teléfonos móviles de
los llamados “diablitos” con el agravante de dejar heridas a las víctimas.
Todos los días se producen robos de
vehículos. Pero ¿Sabe Ud. cuantos vehículos se robaron esta semana, para no ir
tan lejos? Son 14 que Ud. puede contabilizar en la sección de “Sucesos”. Se
llevaron 12 motos y 2 vehículos de 4 ruedas. Y todas las semanas, los reportes
policíacos nos dan a conocer solo aquello que se denuncia oficialmente; pero
debemos hacer constar que hay hechos en los que interviene la autoridad y no
aparecen en los comunicados que se publican, por razones misteriosas. Esto
significa que las estadísticas reales de sucesos criminales pudieran ser
infinitamente mayores a lo que la PNC reporta.
En todo caso, que alguna autoridad diga que
este es un “municipio seguro”, está mintiendo cínicamente. Seguimos, como dice
la expresión popular, “de mal en peor”. Y todo se agiganta ante las
expectativas que este mismo gobierno creó.
Ojalá que comiencen a cambiar; esto
solamente se conseguirá con las acciones puntuales de servidores públicos
honestos, decentes y probos que dejen de “morder” y se comporten con el único
propósito de servir honorablemente a la población, para que se recupere la
confianza en la “autoridad”; misión difícil pero no imposible.
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