domingo, 1 de diciembre de 2013

EXPLOSION HEPÁTICA

La semana anterior escribí el resultado de una mínima investigación sobre la inauguración del Teatro Municipal con datos inéditos, supongo; esto pudo producir resquemor. Al final se lee lo siguiente: “Hoy, esta joya arquitectónica que cumplió un siglo de existencia, debiera remodelarse totalmente para convertirla en escenario de actividades muy selectas y mas adelante, quizá, en un museo fabuloso que tanta falta nos hace; a la par que algún empresario visionario o el propio gobierno, levanten un gran salón de convenciones que solucionaría los problemas que actualmente tenemos para la presentación de espectáculos de primer nivel. La oportunidad está a la mano, porque algo así no lo tenemos y pienso que sería un negocio espectacular”.

A esta sugerencia el señor Ariel Martínez respondió: “Que torpeza remodelarlo, si es patrimonio arquitectónico de la Nación, tampoco puede ser museo, porque fue creado como Teatro, menos levantar un salón de convenciones, esas ideas dan asco, ofendiendo el buen gusto y la lógica mas elemental, bien reza el refrán: En un pueblo de ciegos el tuerto es presidente”. De inmediato debe suprimir del muro tal ignorancia, porque retrata de cuerpo entero a Huehuetenango, que es un pueblo culto…”

Aparece otro comentario escrito por Patricia Estrada que no lo replico porque es excesivamente “culto” y tampoco aporta nada bueno. Ambos están escritos totalmente con mayúsculas.

Insisto: El Teatro debe remodelarse, que significa trabajar intensamente de manera artística, técnica y científica para dejarlo a su modelo original (1,913); luego, con un reglamento especial, ofrecer únicamente actividades selectas, artísticas, científicas, académicas, culturales en general, para un público no mayor de 500 personas que, actualmente, es su capacidad (sin riesgo).

Al paso de los años, cuando ya no pueda usarse como teatro, cabría la posibilidad de convertirlo en un museo original que, con la tecnología actual y la que vendrá, podría ofrecer la historia completa no solo del Teatro sino de Huehuetenango.

Separado por un punto y coma escribimos: A la par (pero en el tiempo y la distancia, no en el espacio, obvio) …algún empresario visionario o el propio gobierno…” podrían levantar un gran salón de convenciones, que no lo tenemos en la ciudad, para unas cinco mil personas, mas o menos. ¿Que tal nos quedaría algo similar, pero mucho mas humilde por supuesto, a lo que hicieron en Guatemala con las mas grandes Iglesias Cristianas? O acaso ¿No se vale soñar? Me cuentan que un empresario huehueteco ha planificado algo parecido en una de las zonas de la ciudad. ¡Cuánto me alegro¡

Siento muchísimo haberle ocasionado “asco” al Sr. Martínez; hiere mucho mas mis sentimientos haber ofendido “su buen gusto” y su sentido “de la lógica mas elemental” al haber publicado estas ideas que no pretendieron agraviar a nadie, principalmente porque son ideas o sueños, para nada vinculantes (como suelen decir los políticos), escritas para promover la participación ciudadana respetuosa y constructiva. (Las opiniones no son verdad ni mentira; son eso, solo opiniones y todas, respetables). Lo contrario no es lo que se espera de los lectores de este semanario, mucho menos una explosión hepática de tal magnitud.

Sobre todo, no hay que perder la compostura ni la elegancia porque aquí o me expliqué mal o no se supo leer. Punto.

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