EL DINERO
Todos sabemos que el dinero mueve al mundo; el dinero mal habido ha hecho tambalear y hasta quebrar, a instituciones bancarias que se percibían muy sólidas; hace temblar a gobiernos desde el Primer Mundo, para abajo.
El dinero de origen
oscuro y el de origen “claro como el agua”, pone y quita funcionarios de todo
tipo, elige presidentes, vice-presidentes, magistrados, diputados, alcaldes,
síndicos y concejales. En la iniciativa privada, miembros de juntas directivas,
consejos de administración y personas que ocuparán puestos de decisión, serán
ocupados por individuos que obedecerán las órdenes de poseedores de la mayor
cantidad de plata (lícita o no), que serán los que digan que es lo que se debe
hacer a cambio de conservar el puesto o la vida.
Muchos de estos
nombrados o electos, ya no necesitan que los manden porque ellos ya están “en
la jugada”; ya saben qué hacer para proteger a sus amos a sabiendas que los
“salpicarán” con generosas comisiones.
Todo nuestro
sistema democrático-corrupto, está regido por Don Dinero, poderoso caballero.
Así viene siendo desde hace algún tiempo. Lo que pasa es que ahora muchos están
enterados porque, conforme ha pasado el tiempo, se han vuelto más descarados;
ya perdieron la vergüenza, si es que alguna vez la tuvieron y ahora actúan como
los delincuentes comunes y corrientes: Ya no esperan la oscuridad de la noche y
abandonaron totalmente la discreción para cometer ilícitos del tamaño que sean,
a plena luz del día y ante los ojos de quien sea.
Para cambiar esto,
si es que queremos cambiarlo (lo cual dudo mucho), se necesita demoler las
actuales estructuras político-sociales y empezar de nuevo.
¿Empezaremos por
cambiar nosotros mismos? Cuestión de principios y valores.
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