RENOVACIÓN:
Las comunidades y las personas
que no se someten a un proceso de renovación continua, cuando la oportunidad se
les presenta, están condenadas a estancarse o a desfallecer irremisiblemente;
ejemplos de ello plantearemos aquí.
Antes del advenimiento, por mandato
constitucional, de las Alcaldías Municipales, rigieron los Intendentes
Municipales, cargos desempeñados por nombramiento Presidencial de personas
capaces para ello pero no necesariamente oriundos del municipio a donde
llegaron a desempeñarse. El último Intendente del municipio de Huehuetenango
fue el Señor Mariano Campollo, probablemente de ascendencia marquense quien,
prácticamente, inició la pavimentación de algunas de las calles del centro
histórico de la población gracias al apoyo de don Jorge Ubico.
A partir de la Revolución de Octubre
principia la gestión de los Alcaldes electos popularmente; unos muy buenos y
otros que nunca supieron de qué se trataba el asunto; ellos y los empleados de
la Municipalidad ganaban muy poco porque los renglones de funcionamiento y
desarrollo, salían del boleto de ornato, piso de plaza, cuotas del cementerio,
energía eléctrica, derecho de llave y otros ingresos insignificantes. ¡Costaba
reunir el dinero de la planilla municipal¡ Las pocas obras que se hicieron eran
producto del entusiasmo y la gestión municipal ante el gobierno central. Y eso
era complicado, tanto como encontrar candidatos a la Alcaldía.
Pero llegó 1,986 y las cosas dieron
un vuelco impresionante: ¡Apareció el “situado constitucional”¡, que no fue
otro que el aporte hacia las municipalidades del País contenido en el
Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado; luego se sumó el dinero
manejado por los Consejos Departamentales de Desarrollo. Esto ha hecho despegar
a buena cantidad de municipios del País, principalmente aquellos que han tenido
la suerte de contar con Alcaldes y Corporaciones de primer nivel.
La gestión ha sido muy importante;
no podemos olvidar los cráteres que en un momento de nuestra historia reciente
hubo en lo que ahora se conoce como la Calzada Kaibil Balam y la calamidad y
dificultad que sufríamos para llegar a los templos de Zaculeu; buenos
funcionarios hicieron las gestiones y durante el Gobierno del Lic. Alfonso
Portillo, por el oportuno apoyo del General Efraín Ríos Mont, ambas obras se
construyeron, incluido el Estadio al que sorpresiva y según mi particular
opinión, equivocadamente, le colocaron el nombre de “Cuchumatanes”. Ninguna de
las tres obras fue inaugurada con los honores debidos y menos se dieron los
créditos correspondientes…Eso se llama ¡Ingratitud!.
Ahora se reconstruye totalmente la
carretera Huehuetenango-Chiantla, por mucho tiempo un calvario para los
usuarios permanentes y ocasionales pero que en el momento de terminarse,
prestará el servicio excelente que disfrutamos de las obras que se concluyen
con éxito como el “anillo carretero” que principia en “Piedras Negras”, pasa
por Chinacá y nos lleva a Buenos Aires; la carretera Huehuetenango Río
Negro-Quiché y otros tramos atendidos luego de una larga espera pero que
aportan para el desarrollo y el progreso de Huehuetenango.
Ojalá que no olvidemos a los
Alcaldes y funcionarios del Gobierno Central que promovieron, gestionaron,
aprobaron y construyeron. Porque
“!Honrar, honra!”.
1 comentarios:
Es muy bueno
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