domingo, 9 de marzo de 2014

RENOVACIÓN:


            Las comunidades y las personas que no se someten a un proceso de renovación continua, cuando la oportunidad se les presenta, están condenadas a estancarse o a desfallecer irremisiblemente; ejemplos de ello plantearemos aquí.

            Antes del advenimiento, por mandato constitucional, de las Alcaldías Municipales, rigieron los Intendentes Municipales, cargos desempeñados por nombramiento Presidencial de personas capaces para ello pero no necesariamente oriundos del municipio a donde llegaron a desempeñarse. El último Intendente del municipio de Huehuetenango fue el Señor Mariano Campollo, probablemente de ascendencia marquense quien, prácticamente, inició la pavimentación de algunas de las calles del centro histórico de la población gracias al apoyo de don Jorge Ubico.

            A partir de la Revolución de Octubre principia la gestión de los Alcaldes electos popularmente; unos muy buenos y otros que nunca supieron de qué se trataba el asunto; ellos y los empleados de la Municipalidad ganaban muy poco porque los renglones de funcionamiento y desarrollo, salían del boleto de ornato, piso de plaza, cuotas del cementerio, energía eléctrica, derecho de llave y otros ingresos insignificantes. ¡Costaba reunir el dinero de la planilla municipal¡ Las pocas obras que se hicieron eran producto del entusiasmo y la gestión municipal ante el gobierno central. Y eso era complicado, tanto como encontrar candidatos a la Alcaldía.

            Pero llegó 1,986 y las cosas dieron un vuelco impresionante: ¡Apareció el “situado constitucional”¡, que no fue otro que el aporte hacia las municipalidades del País contenido en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado; luego se sumó el dinero manejado por los Consejos Departamentales de Desarrollo. Esto ha hecho despegar a buena cantidad de municipios del País, principalmente aquellos que han tenido la suerte de contar con Alcaldes y Corporaciones de primer nivel.

            La gestión ha sido muy importante; no podemos olvidar los cráteres que en un momento de nuestra historia reciente hubo en lo que ahora se conoce como la Calzada Kaibil Balam y la calamidad y dificultad que sufríamos para llegar a los templos de Zaculeu; buenos funcionarios hicieron las gestiones y durante el Gobierno del Lic. Alfonso Portillo, por el oportuno apoyo del General Efraín Ríos Mont, ambas obras se construyeron, incluido el Estadio al que sorpresiva y según mi particular opinión, equivocadamente, le colocaron el nombre de “Cuchumatanes”. Ninguna de las tres obras fue inaugurada con los honores debidos y menos se dieron los créditos correspondientes…Eso se llama ¡Ingratitud!.

            Ahora se reconstruye totalmente la carretera Huehuetenango-Chiantla, por mucho tiempo un calvario para los usuarios permanentes y ocasionales pero que en el momento de terminarse, prestará el servicio excelente que disfrutamos de las obras que se concluyen con éxito como el “anillo carretero” que principia en “Piedras Negras”, pasa por Chinacá y nos lleva a Buenos Aires; la carretera Huehuetenango Río Negro-Quiché y otros tramos atendidos luego de una larga espera pero que aportan para el desarrollo y el progreso de Huehuetenango.

            Ojalá que no olvidemos a los Alcaldes y funcionarios del Gobierno Central que promovieron, gestionaron, aprobaron y  construyeron. Porque “!Honrar, honra!”.

1 comentarios:

A las 4 de abril de 2014, 10:45 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Es muy bueno

 

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