BOCHINCHES

Con motivo de la publicación y posterior posible aplicación de la ya conocida como “Ley de Túmulos” se han escuchado apoyos pero también las consabidas protestas de los conocidos bochincheros, organizadores de protestas callejeras, bloqueos de carreteras, toma de edificios y demás lindezas que con mucha frecuencia se dan en el País. ¿Cómo van a querer que se aplique el peso de la ley a quienes están acostumbrados a pasar sobre los derechos de los demás cuando algo no les gusta y organizan un bloqueo de carreteras?

            Nosotros que pretendemos vivir en un País armonioso y respetuoso de la ley, nos pronunciamos totalmente de acuerdo con esta ley que ojalá sea firmada por el Presidente de la República y entre en vigor lo más pronto posible; con ello conseguiríamos muchas cosas principiando por la desaparición casi total de los 4,000 túmulos que existen en Guatemala y la certeza de que raramente, se organizarán nuevos bloqueos de carreteras. Solo eso ya significaría una ganancia para nuestro País.

            Y es que, por cualquier cosa organizamos bochinches: Si no nos gusta un fallo judicial, una decisión gubernamental, el precio de la energía eléctrica, la posible instalación de una mina, de una nueva industria, de una hidroeléctricas y similares (actividades beneficiosas para todos), salimos a la calle y destruimos lo que se nos ponga enfrente. Es hora de que esto termine y podamos, con trabajo y decisión, alcanzar al futuro y dejando el pasado atrás de una vez por todas.   

            En el municipio de Malacatancito, los opositores a la gestión del Alcalde Municipal, Prof. Héctor Leopoldo Samayoa Ramos, acaban de organizar un escándalo que acabó con destrucciones serias y evidentes del edificio municipal y solo por la intervención de la PNC y otros actores, no lamentamos el incendio de la casa de habitación del funcionario y la posible pérdida de vidas humanas. ¿El motivo? Protesta de los opositores argumentando que el Alcalde no hace bien su trabajo en sus distintas funciones, incluyendo un supuesto mal manejo de fondos. Entiendo que estos bochincheros no tienen pruebas contundentes de sus acusaciones y por lo tanto esto convierte a los organizadores y sus cómplices en supuestos delincuentes ahora acusados de desorden público, atentado, amenazas y otros. Nueve están detenidos por los disturbios ocasionados. Optaron por el bochinche,  la protesta escandalosa y la destrucción a cambio del diálogo constructivo. Y esto necesita una medida correctiva.

            Debemos entender que todos somos humanos y por lo tanto sujetos de errores. Los funcionarios no son perfectos y la oposición no debe cegarse por el rencor, por el odio y evitar la prisa por llegar al poder. Todo a su tiempo: Quienes hoy están en la llanura, mañana serán funcionarios públicos; no podemos llamarnos al engaño: la mayoría de los políticos que hoy pugnan por ocupar puestos de elección popular es por ambición de poder  político, pretendiendo enriquecerse ilícitamente (a como dé lugar) y tomar revancha de quienes les antecedieron o, en su caso, extorsionarlos para hacerse de “la vista gorda”; en síntesis, todos se tapan con la misma chamarra. Que no nos vengan con el cuento de que se postulan para “salvar a Guatemala” o para “trabajar en beneficio de la comunidad”.

            Los politiqueros domésticos ya no quieren esperar; necesitan asumir los cargos públicos por la pura ambición que ya ni se preocupan por ocultar; unos vociferan entre multitudes y otros lo hacen desde la oscuridad del vil anonimato, denostando en contra de las autoridades constituidas; pero el objetivo es el mismo: sustituirlos para llegar a robar impunemente. Ahora priva el interés económico personal sobre cualquier sentimiento solidario. Los movimientos desestabilizadores son generalmente promovidos por corruptos que ya no aguantan las ganas de llegar al poder.

            El sistema político guatemalteco ya colapsó. Debemos buscar alternativas.