lunes, 24 de febrero de 2014

CONTEXTO EDUCATIVO

Desde la Pre-Primaria hasta la Universidad y a estas alturas del partido, todavía hay educandos que no reciben clases por falta de maestros, porque no tenemos condiciones aceptables en los centros educativos, porque no se ponen de acuerdo en lo tocante a los famosos “bautizos”, en fin, por esto y por aquello, lo cierto es que el proceso educativo, ya cercenado por la primera “huelga” magisterial, no se inicia en algunos lugares.

            Tal pareciera que a nadie le importa que los niveles educativos en Guatemala se hayan convertido poco menos que en una vergüenza nacional. La calidad educativa es el primer renglón reprobado y comprobado hasta en los títulos post-grado que algunos personajes han adquirido de manera anómala.

            Desafortunadamente existen agravantes por todas partes, desde empleados del MINEDUC que consiguieron un puesto de docente pero que jamás se han presentado a su supuesto lugar de trabajo de donde, obviamente, no pasa un mes sin que cobren el cheque que les extienden por no hacer nada, hasta aquellos que sí llegan a su lugar de “labores” pero que jamás hacen nada, excepto tapar carreteras o tomar edificios cuando sus “amos” así lo ordenan.

            Ahora ha aparecido otra lacra que se debe combatir con prontitud antes de que sea demasiado tarde: Algunos delincuentes se han dado a la tarea de aparecer, tres o cuatro de ellos, en algunos centros educativos rurales un poco aislados, a donde llegan exhibiendo objetos amenazantes, solicitando “permiso” para hablar con los pequeños y paupérrimos alumnos; les solicitan, con la labia que bien han aprendido, “ayuda económica” para solventar cualquier problema “humanitario”; ¿Cuánto pueden llevar entre los bolsillos estos pobres niños? ¿Cinco, diez, veinticinco, cincuenta centavos y los más afortunados, tal vez una moneda de un quetzal? Y por condolerse y por un sentimiento natural de solidaridad o lástima, les entregan a estos perversos lo que sus papás les habían dado para comprar algo para la refacción. La pregunta es ¿qué les pasará si se niegan a entregar la “colaboración”?.

            Como ya ocurrió en dos o tres escuelas este año, este acto deleznable debe ser combatido de manera frontal e inmediata en estrecha colaboración de maestros y padres de familia. Es cierto que los niños en horas escolares están bajo la responsabilidad de los maestros pero también es cierto que, sobre todo las mujeres, no tienen los elementos necesarios para evitar el ingreso de gente mala a las aulas. Por lo tanto, en sesiones urgentes, padres de familia y maestros deben establecer un plan de acción inmediata que funcione para evitar que los delincuentes ingresen a las escuelas y para que sean aprehendidos y consignados ante los tribunales de justicia. Esto no puede esperar; es cuestión de proteger a los niños que van a las escuelas y ello es prioridad para padres y maestros; porque lo mismo puede ocurrir en viviendas si no se le pone coto a esta nueva modalidad de delinquir.

            La protección de la vida y bienes de los guatemaltecos que constitucionalmente es deber del Estado, la debemos asumir nosotros porque no nos queda de otra.

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