POLÍTICOS:
Obviamente no vamos a hacer
generalizaciones imperfectas; a lo largo de la historia hemos tenido en
Guatemala personas muy honorables que se han dedicado, algunas a tiempo
completo, a las cuestiones de índole política. Recordemos a dos personajes de
esa historia política de Guatemala, colocados en puntos diametralmente opuestos
de la ideología política mundial; el Lic. Mario Sandoval Alarcón, líder
indiscutible del anticomunismo guatemalteco que jamás claudicó ni se cambió de
camiseta, a pesar de los vaivenes de esa historia.
En el otro lado de la moneda, jamás
podríamos dejar de mencionar al carismático representante de las juventudes
socialistas nacionales, el Lic. Manuel Colom Argueta que tampoco dejó sus
ideales del lado izquierdo del panorama, hasta que lo asesinaron, para dejar a
los socialistas de Guatemala prácticamente sin liderazgo.
El primero de los mencionados llegó
a ser Vice-Presidente del País y Presidente del Congreso de la República,
mientras el Lic. Colom fue, con mucho merecimiento, Alcalde de la ciudad
capital y primer Presidente de la Asociación Nacional de Municipalidades.
Pero deseo insistir en algo que me
parece ejemplar de parte de ambos políticos: En su limpia trayectoria,
colocados en polos opuestos, jamás se cambiaron de camiseta por ningún tipo de
interés. Fueron ejemplares en un quehacer que se ha vuelto tan sucio y poco
confiable.
No podemos menos que preguntarnos
¿Por qué ha cambiado tanto el quehacer político? ¿Por qué no se volvieron a dar
dentro de los llamados partidos políticos, personajes ejemplares como los
mencionados? ¿Se terminó la honorabilidad, la lealtad, la decencia en la
política?
Vemos con desconsuelo en la
actualidad que los ideales dieron paso a los intereses económicos; hoy para
llegar a ser candidato de algo no se necesita una hoja de vida meritoria y
honorable; lo único que se necesita, además de ser guatemalteco mayor de edad,
es tener suficiente plata para comprar cualquier candidatura. De ahí los
resultados tan lamentables en cualquier ámbito político nacional. Un buen
ejemplo actual, es la aprobación de esa famosa ley de comunicaciones
telefónicas que atenta contra la propiedad privada y contra la Autonomía
Municipal, aprobada por meros intereses económicos.
Vemos ahora a ciertos individuos
metidos a puro tubo en iglesias evangélicas, teniendo en su corazón no
precisamente a Jesucristo, sino a Belcebú. que les traza el camino para,
supuestamente, llegar a ocupar una posición política ventajosa; se acercan a
las iglesias, principalmente evangélicas, para conseguir adeptos a quienes
engañan miserablemente con su vileza y cinismo absolutos. Dios, tarde o
temprano, les dará lo que merecen.
Buscan afanosamente posiciones
dentro de organizaciones más o menos grandes, mejor si tienen la posibilidad de
manejar dinero, para sentar su huella con zarpazos financieros que les permitan
tener el suficiente dinero, porque son
incapaces de conseguir un trabajo honrado puesto que son rechazados hasta por
sus mismos familiares que no les dan trabajo porque, por supuesto, los conocen
perfectamente bien. No tienen, pues, un trabajo decente, ni siquiera para
solventar sus necesidades primarias porque son conocidos por su deshonestidad,
cinismo y oscuras intenciones. ¿Quién quiere en su nómina a un político
perverso y cínico?
Pero pienso que, por lo menos aquí
en Huehuetenango, los ciudadanos están despertando y ojalá no se dejen engañar
más.
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