domingo, 8 de junio de 2014

CENTRO DE ACOPIO:

Las lluvias torrenciales principiaron en los últimos días de la semana anterior; por el esperado crecimiento de los ríos, por las endebles construcciones de muchísimas viviendas, porque muchas covachas están construidas en las laderas de los cerros y porque la mayor parte de las autoridades que tienen que ver con el asunto, jamás se han preocupado de emitir disposiciones tendientes a evitar el riesgo que corren familias completas al vivir cerca de los cauces de ríos, a la orilla de los precipicios, en laderas y otros lugares peligrosos, siempre esperamos lo peor cuando principian temporales como este. La CONRED que agrupa un esfuerzo institucional, actúa en calidad de “cuerpo de bomberos” pero no para apagar incendios sino para socorrer a quienes, en muchos casos, ya lo perdieron todo. Por lo que hemos visto siempre, ellos no evitan, no previenen, no educan, simplemente trabajan como socorristas; responden pues, a inevitables desastres producidos principalmente por fenómenos naturales por lo que las tragedias, si seguimos con la misma tónica, seguirán enlutando a familias en pobreza y extrema pobreza. Por supuesto que las familias que se quedan sin nada necesitan del apoyo del gobierno y de la sociedad en general, pero mejor sería que les enseñaran (y en algunos casos, que les obligaran) a construir sus viviendas en lugares seguros; para algo como eso debería servir el gobierno, cualquier gobierno. Prever, planificar, aportar en ese sentido y evitar daños como estos, es la idea; no acudir con “espejitos” luego de que la desgracia se ha producido. ¡Cuántas vidas y destrucción evitaríamos! Municipios como San Pedro Necta, Todos Santos Cuchumatán, Unión Cantinil, Concepción Huista y otros están en la lista de los afectados en esto que es el principio de la época lluviosa. Ojalá que ante tanta ineficiencia, no tengamos que lamentar mayores desgracias cuando entremos al centro del invierno. Lamento mucho lo que le está pasando a nuestro paisanos mas pobres y estoy seguro que Dios no ha querido una cosa así para ellos; somos nosotros, lo mortales, los inútiles que no sabemos actuar para protegerlos. Y una mañana de estas, en el momento de llegar al Parque Central, me encuentro que en un lugar del edificio de la Gobernación Departamental, se había instalado un equipo de amplificación que llamaba al pueblo a llevar cosas apropiadas para los paisanos afectados por esta depresión tropical; se pedía su colaboración. ¿De dónde viene esto, pregunté? ¡Del Gobierno! Me contestaron…Abrí la boca con incredulidad indescriptible. ¿Del gobierno? ¡Sí, del Gobierno! ¿Cómo es posible que el gobierno central instale un centro de acopio para que el pueblo pobre de Huehuetenango (porque siempre son solo los pobres los que ayudan), lleven cosas apropiadas para los que sufren carencias? ¿Cómo es eso que quien debe dar, debe acudir con equipo, abrigo, medicinas y otros para socorrer, pida, como el peor de los limosneros que ese pueblo que paga impuestos ayude en casos como estos? En esos mismos momentos en otros lugares del Departamento, diputados oficiales, regalaban cosas y hasta dinero entre otros ciudadanos, probablemente de manera clientelar. ¡Ya es bueno que se ubiquen! Están a año y medio de entregar el cargo (si bien nos va) y no han aprendido nada de lo que dijeron saber mucho. Porque centros de acopio como el que montaron están muy bien para Iglesias, ONGs, grupos particulares de apoyo, pero nunca para el Gobierno. ¡He dicho!

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