SUMA Y SIGUE

En algunos medios escritos editados en la capital de la República nos hemos enterado de parte de los problemas ocasionados, principalmente por integrantes del consejo de administración, al Banco de la República del que los directivos involucrados, succionaron, con las mañas que tanto conocemos, nada más y nada menos que la cantidad de cincuentiocho millones de quetzales que, para variar, han estafado a sus cuentahabientes. Pero ya lo sabemos: No es el primero y a lo mejor, tampoco será el último. En la negra lista de instituciones de este tipo que afectaron a miles de personas trabajadores y honradas que, confiadamente, depositaron sus ahorros en estas instituciones dirigidas por redomados sinvergüenzas, se cuentan los siguientes: Banco Empresarial y los Bancos Gemelos que “quebraron” en el 2,001; luego siguieron el Banco del Ejército y el BANORO que fueron “auxiliados” por el Crédito Hipotecario Nacional con fondos del Estado. Posteriormente y tal vez “las movidas chuecas” que más daño hicieron a la economía de miles de guatemaltecos fueron los desastres ocurridos en el BANCAFE y en el Banco de Comercio, en donde los miembros de los consejos de administración, acabaron con, aproximadamente, DOS MIL OCHOCIENTOS MILLONES DE QUETZALES que desaparecieron como por arte de magia, afectando terriblemente a unos quince mil quinientos guatemaltecos honrados que, con mucha confianza, depositaron sus ahorros de toda la vida en alguna de estas instituciones bancarias que hasta provocaron el suicidio o la muerte, por derrames o infartos, de algunos de ellos por estas pérdidas inconcebibles. Aquí en Huehuetenango, como lo apuntamos en algunas ocasiones, algo similar ha ocurrido en algunas cooperativas del Departamento que nos han hecho no solo temer sino hasta apuntar que la nominación de “consejo de administración”, se ha convertido últimamente, en muy Malas Palabras. Copio al efecto lo que se ha escrito en cuanto al Caso Especial de Estafa: “Comete el ilícito el auditor, experto, director, gerente, ejecutivo, representante, intendente, liquidador, administrador, funcionario o empleado de entidades mercantiles, bancarias, sociedades o COOPERATIVAS, que en sus dictámenes o comunicaciones al público, firmen o certifiquen informes, contables o financieros, contrarios a la verdad o fueren simulados con el ánimo de defraudar al público o al Estado”. ¿Para qué vamos a escribir algo más al respecto si sabemos cómo están las cosas? Mejor solo terminamos diciendo lo siguiente: Quién quiera oír, que oiga; quién quiera ver, que se quite los lentes oscuros y que mire claro; quién quiera saber más, que pregunte, que investigue y que proteja las instituciones que tanto nos han costado. “Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros”. 1 Corintios 5.13.