TRAGEDIA:
Las movidas chuecas que se están dando a nivel
del Congreso de la República en la discusión y aprobación de las modificaciones
propuestas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos en donde se han
presentado mociones para que no solo las aberraciones políticas existentes
continúen, sino que el control sea aún mayor por parte de los llamados partidos
políticos o lo que apenas queda de ellos, ha pasado a segundo término (nadie quiere
saber de El Cambray II del municipio de
Santa Catarina Pinula, cerca de la capital de la República, diríamos que
adyacente a las zonas 10 y 14 de la ciudad de Guatemala.
El alud que sepultó prácticamente esta aldea,
se produjo el jueves a eso de las diez y media de la noche y ha dejado sin vida
a un número indeterminado de personas, no menos de 80; están desaparecidas,
según las informaciones vertidas por diferentes grupos humanitarios, entre 450
y 600 personas; han sido trasladadas a centros hospitalarios entre 25 y 30
personas; fueron borradas del mapa algo así como 125 casas por este evento que
arrastró algo así como 18,000 metros cuadrados de tierra, piedras y vegetación
que cayeron violentamente sobre la población.
Las instituciones de socorro afirman que, por
lo menos, son 160 metros lineales los que constituyen el área afectada por los derrumbes y hasta
hace algunas horas se tenía la esperanza de rescatar con vida a algunos
pobladores que todavía están soterrados; conforme las horas van pasando este
hálito de esperanza se va diluyendo.
Pero una cosa sí queda totalmente clara: Los
Bomberos Voluntarios y Municipales, la Policía Nacional Civil, el Ejército
Nacional, Policías Municipales, equipos especiales de la Coordinadora Nacional
para la Reducción de Desastres han acudido de inmediato, tratando, no solo de
prestar apoyo a la población, sino efectuando los trabajos coordinados para
ayudar en todo lo que humanamente puedan para paliar la difícil situación.
Instituciones de todo tipo, incluyendo medios
de comunicación, se han dedicado a efectuar continuos llamados mediáticos
incitando al pueblo de Guatemala en general, para brindar toda la ayuda que
puedan, principalmente en insumos básicos, para que las personas, familiares de
quienes son las víctimas de esta triste historia, no se sientan demasiado solos
y se den cuenta que hay todo un pueblo que está con ellos y que sienten en
carne viva que la tragedia es de todos y nos afecta a la mayoría.
Es cierto que estas viviendas estaba ubicadas
en una zona de alto riesgo y que CONRED alertó a tiempo a la
Municipalidad; probablemente esta
entidad pretendió que los pobladores buscaran otro lugar para vivir pero es,
simplemente, imposible; ninguno quiere abandonar su querencia aunque en ello le
vaya la vida; sin embargo habrá que realizar una campaña educativa, entre el
convencimiento y la persuasión, para que otras familias no sigan en riesgo
viviendo en áreas altamente peligrosas; aquí debieran participar, el gobierno y
los ministros religiosos, principalmente.
Seguramente en Huehuetenango, en diferentes
lugares, se estarán realizando campañas de ayuda, recibiendo los insumos que se
necesitan y que serán trasladados a la brevedad a los lugares indicados; es
mucho lo que se necesita pero los huehuetecos somos solidarios como el que más
y sacudiremos prestos a donde nos llamen.
Hoy debemos apoyar en la medida de nuestras
posibilidades: Hoy por ti, mañana por
mí.
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