domingo, 27 de julio de 2014

ARRANQUE COMPLICADO:

Luego de muchos días de actividades propias de una feria departamental como la nuestra, es un tanto difícil re-iniciar labores en todos los ámbitos, habida cuenta de que fueron casi dos semanas de “irregularidad” en la vida diaria de nuestro municipio, si tomamos en consideración que iniciamos el martes 8 con el primer desfile de parvulitos que ese día tuvo que suspenderse a pesar de que prácticamente todo y todos, estábamos preparados; por lo menos una escuelita llegó a su lugar de partida y mucha gente esperaba el paso de los escolares mas pequeños; no se dio por las razones que apuntamos la semana anterior. De todas maneras ahí comenzó la historia que afortunadamente no tuvo mayores incidencias.
            Pero luego de descanso para unos y simple irregularidad para otros, es complicado re-tomar el camino y volver a una completa “normalidad”.
            Pero quienes continuaron “trabajado” sin descanso, aprovechando las oportunidades que la misma feria les proporcionó y los aparentes descuidos de los ciudadanos, han sido los delincuentes organizados o no, que siguen haciendo la vida “a cuadritos” a una buena parte de la población.
            Continúan los robos de vehículos con sus correspondientes altibajos semanales a los cuales ya estamos acostumbrados; sin embargo ahora se han presentado dos “vertientes” que preocupan más a la gente decente que a las fuerzas de seguridad, creo. Se trata de los asaltos de que han sido objeto dos Iglesias, una evangélica y la otra católica, que les dejaron sin sus correspondientes equipos de sonido, incluyendo micrófonos, instrumentos musicales electrónicos, bocinas y hasta los cables se llevaron. Los feligreses y ministros debieran tomar acciones puntuales para que esto no se repita en ninguno de estos templos.
            La otra “vertiente” es que los asaltantes han hecho varias incursiones a diferentes gasolineras de Huehuetenango de donde se han llevado, en algunos casos, buena cantidad de dinero; en la mayoría, cantidades menos fuertes pero que siempre afectan las finanzas de estos negocios, principalmente aquellos que por nunca vender combustible de contrabando, no están recibiendo las utilidades acostumbradas en el tiempo en que todo era legal.
            Sabemos que los asaltos a las iglesias, empresas y domicilios, generalmente se efectúan cuando no hay nadie en las instalaciones y por lo tanto no se pone en peligro la integridad física de las personas; solo se llevan lo que pueden y quieren. Pero en el caso de las gasolineras, los ilícitos ocurren mientras hay personal trabajando y esta gente que trabaja porque tiene necesidad de llevar el sustento diario a la familia es la que corre un riesgo de muerte; algunos han sido asistidos por el vecindario que, a falta de fuerzas de seguridad, actúa por solidaridad; pero la mayoría solo recibe la ayuda de Dios.   
            Tengo información privilegiada que me indica que durante los últimos días, ni una sola gasolinera se ha salvado de, por lo menos, un asalto. ¿Sabrán esto los señores de las fuerzas de seguridad?

            Pero hay una duda que me “asalta” sin miserias: ¿Servirá para algo o en su caso, existirá la “inteligencia civil” de la PNC? O por lo menos ¿Recibirán el apoyo de la “inteligencia militar”? Porque como estamos, parece que estas expresiones entre-comilladas no existen.

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