JUBILADOS

La palabra jubilación se asocia, en razón de su significado, con júbilo y alegría y se dice de las personas que por razón de edad y servicios prestado al Estado o a la iniciativa privada, se retiran del servicio activo y se han hecho acreedores a una pensión, se supone, consistente, para dedicarse a otros menesteres o simplemente al ocio que les brindará el resto de su vida, ese júbilo y alegría que se merecen.
Cuando escribo estos conceptos y los contrasto con la realidad guatemalteca, no se si siento ganas de reír o de llorar por cuanto, en un enorme porcentaje, las pensiones que reciben son de miseria; tal es la triste realidad que se vive dentro de la mayoría de los llamados “pensionados” de Guatemala.
Recuerdo haber escrito recientemente sobre el mismo tema, comentando la alegría de muchos cuando se dio la noticia que se había incrementado en algo así como setenta millones de quetzales la asignación para los jubilados, de manera que todos recibirían un incremento de Q.150.00.
Al poner en práctica la fría aritmética del asunto, llegamos a la conclusión que cada persona de la tercera edad en situación de honroso retiro por jubilación, recibiría un incremento de Q. 5.00 diarios, menos los descuentos respectivos, lo que dejaría la cosa en algo así como en Q.4.80. Bueno, pensamos, esto servirá para comprar, por lo menos, seis panes al día o talvez unos tres huevos o un refresco embotellado; pero que alcance para cubrir el precio de un tiempo de comida al día, es prácticamente imposible. En fin, seguimos elucubrando, algo es algo, pero como incremento...es una basura.
Faltaba saber la realidad y esa se pudo comprobar con los depósitos para jubilados en el mes de Agosto; cada uno recibió el extraordinario aumento de Q.120.00 al mes o sea Q. 4.00 diarios o Q. 3.87 si el mes es de 31 días.
Quienes tienen pensiones de Q.5,000.00 o mas, seguramente rieron a mandíbula batiente por su incremento, pero quienes literalmente se están muriendo de hambre con jubilaciones de tres dígitos, ellos indudablemente, lloraron de la amargura y de la tristeza y seguirán deplorando seguir siendo los discriminados, los “apestados”, los inútiles y la “escoria” del erario nacional y de esta mal-agradecida sociedad, que los “ha premiado” con una miserable jubilación, y ahora “una limosna” adicional por haber dejado los mejores años de su vida al servicio de la comunidad.
Existen organizaciones que viven de inyecciones económicas nada despreciables que provienen del exterior con algunos “ajustes” de instituciones nacionales, que se dedican a protestar y levantar ánimos por supuestas discriminaciones de que son objeto en el país algunos segmentos poblacionales; preguntamos ¿Por qué nunca se refieren a la descarada discriminación por edad que se practica tanto dentro como fuera de las entidades gubernamentales? ¿Acaso después de los 50 se pierden todos los derechos ciudadanos en Guatemala?