DEPURACIÓN

Cada vez se escucha con mas fuerza un clamor multitudinario por la depuración de algunos organismos del Estado, tal el avance de la corrupción que ha copado todos los ámbitos de la cosa pública.
Eso, en principio, significa que el actual sistema político nacional, ha llegado a su colapso definitivo. De nada serviría depurar hoy y que mañana aparezcan como candidatos de los mismos partidos políticos, otros nombres con las mismas “mañas” de los que se van. ¡No! Lo que se necesita es, además de depurar-o sea, lanzar al cesto de la basura todo lo que está corrompido-, revolucionar el sistema político guatemalteco, que apesta a dinero sucio, por mecanismos mas decentes, confiables y con la participación de las personas mas sobresalientes que, aunque sean pobres de solemnidad, puedan acceder a los puestos de la Administración Pública que hoy están en manos de gente que no los merece.
Pero cuando hablamos de depuración no solo nos referimos a los Organismos Ejecutivo, Judicial y principalmente al Legislativo; también hablamos de depurar Municipalidades en donde existen personas ambiciosas, voraces y corruptas.
Pedir renuncias, como ya se dijo, puede ser el principio de una verdadera “Revolución Administrativa Nacional”. Guatemala lo merece.
Los Profesionales de las Ciencias Políticas podrían efectuar un estudio sobre como sustituir, con calma y tranquilidad, todo el sistema político nacional en el que el dinero sea un ingrediente totalmente secundario.
Ya basta de comprar candidaturas: Algunos que hoy son diputados se afirma, compraron su puesto en la nómina de candidatos por la bicoca de dos millones de quetzales; algunos que ahora son flamantes alcaldes municipales gastaron millones de quetzales no solo en una sino en dos o mas campañas electoreras; otros que son síndicos y concejales, pagaron muy buen dinero por llegar al puesto que hoy detentan. La pregunta del millón es ¿Qué están haciendo para recuperar su “inversión”? Y ¿Cuánto y como podemos confiar en su honestidad en el desempeño de su labor?
Si las cosas siguen como están, Guatemala será muy pronto un Estado fallido totalmente y le tendremos que vender nuestra alma al diablo.