INCIDENTES RAROS
Probablemente “apuntando” a desprestigiar a alguna autoridad, definitivamente para sabotear el tránsito de vehículos y personas en el centro de la ciudad o simplemente por ocasionar daño parcial, personas desconocidas derramaron algunos galones de aceite quemado sobre la 3ª. Calle entre 5ª. Y 6ª Avenidas de la zona 1, arrancando precisamente del edificio municipal que da a dicha calle.
Como es natural, el aceite que derramado sobre el piso es gelatinoso, viscoso y muy resbaladizo, provocó que algunos motoristas que pasaron por el sector muy de mañana, así como peatones y uno que otro automovilista, sufrieran tremendos resbalones y caídas que por fortuna no tuvieron consecuencias graves.
Los Bomberos Voluntarios se presentaron con una motobomba para lavar con jabón apropiado el trecho de calle, labor que les llevó alrededor de dos horas, tiempo en el que el tránsito se hizo imposible.
En el interior de su vivienda de la aldea Los Regadillos del municipio de Chiantla, fueron brutalmente asesinados dos ancianos: Agustín Estanislao Figueroa de 79 años y Agustina Mérida Cifuentes de 80; eran esposos y obviamente, tenían muchos años de vivir en pareja. Tal parece que recientemente habían vendido un terreno de las cercanías y el dinero producto del negocio, aún lo tenían en casa; alguien lo supo, trasladó la información a los asesinos y estos actuaron a mansalva y con el desprecio a la vida que los caracteriza. Los cadáveres fueron descubiertos por un hijo de la pareja, Julio Norberto Figueroa Mérida.
Tanto comerciantes que pagan impuestos y tributos porque tienen una empresa formal, como aquellos que viven en la gloria de la informalidad porque son hasta “alcahueteados” por ciertas autoridades a quienes “aceitan” la mano, se han visto afectados por la merma en las ventas de los productos que ofrecieron tanto para la Navidad como el Año Nuevo. Reportan que las ventas descendieron drásticamente y que por lo consiguiente, tuvieron pérdidas demoledoras.
Una cohetería “de película” se registró a las 12 de la noche del 31 de Diciembre, por lo menos en el sector de la ciudad en donde la escuchamos y “la sufrimos”. Nada que ver con la cohetería del 7 de Diciembre o con la de Navidad. Debe haber sido tan grande, talvez, por la alegría de recibir un Año Nuevo en que todos cifran sus mas dulces esperanzas de una vida mejor; a lo mejor también, porque se va un año que para la mayoría, fue un período de tiempo muy difícil, en todo sentido.
¡Ojalá que El Supremo Creador nos depare algo mucho mejor!
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