SUCESIÓN MUNICIPAL

Adrián Tereso García Avila de 42 años de edad es el nombre del Concejal Segundo de la Corporación Municipal que, conforme a lo que estipula el artículo 206 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, ocupa temporalmente el cargo de Alcalde Municipal. Es pues el hombre que está ocupando la silla edilicia provisionalmente mientras se dilucida el embrollo en que estamos metidos desde hace muchas semanas.

Esto ha dado pie para que en una entrevista que ha aparecido en un periódico regional, el alcalde defenestrado de hecho, diga:.. “A mi me da mucha pena , pues es un grupo que los está induciendo a cometer ciertos errores para que después puedan caer”...Mas adelante agrega: “...Estoy firmando una cantidad de documentos; estamos trabajando”.

Afirmo categóricamente que nadie, menos los síndicos y concejales que están al frente de la comuna, así como los abogados que los asesoran, han cometido errores; todo se ha hecho conforme lo demanda la ley de la materia; también estamos concientes que el alcalde erróneamente electo, puede presentar no uno, sino cientos de recursos legales para volver a su puesto; tiene derecho y podría darse, en el mas desafortunado de los casos, que volviera a ocupar el cargo pero, ¿A que costo? ¿Cómo podría gobernar un municipio que lo repudia y que ha dado muestras claras de ello?

Siempre han dicho que fueron electos por mas de 6,000 votantes pero se olvidan que al día siguiente de ganar los comicios, se principia a perder popularidad en todos los niveles con rarísimas excepciones; cuando se toma posesión del cargo la base de popularidad disminuye otros puntos y cuando se ejercita el poder y se hace de manera tan precaria, la simpatía original se convierte en frustración, el apoyo en indiferencia y principia a crecer la antipatía y la aversión. El alcalde y los concejales implicados en este proceso, se han ganado a pulso y a fuerza de arrogancia, abuso de autoridad, prepotencia y corrupción, el repudio con que ahora se les castiga. Entiendo que quieran regresar a la municipalidad únicamente por el elemento económico que los cegó desde el inicio de su gestión; pero eso es además de indigno, atentatorio para la paz y la tranquilidad del municipio.

Si el alcalde electo sigue firmando documentos y expidiendo órdenes telefónicas a empleados y funcionarios municipales, esto solo podría ser por un error cometido por quienes ostentan el poder municipal porque no han emitido un Acuerdo Municipal en el que dejen “las cosas claras y el chocolate espeso”; la dualidad de funciones e instrucciones no se pueden permitir en una situación como esta. Ojalá que en el momento de dejar clara nuestra posición, que es atingente con los legítimos y elevados intereses del pueblo, este desfase ya no exista para evitar embrollos de impredecibles consecuencias.