sábado, 16 de mayo de 2009

COLABORACIÓN

El Licenciado y Magíster Edwin Cardona nos honra con este artículo que publicamos con gusto:

De la necesidad de acción de gracias y petición de sabiduría a Dios de los graduados universitarios

Me uno al saludo de felicitación del Doctor Homero de León para todos los Magister Scientiae o Masters en Administración de Recursos Humanos; un hecho sin precedentes en la historia de este terruño, habitado originalmente por seres prehistóricos, evidenciado por los fósiles de mamut que se exhiben en Xinajxoj, la civilización Mam, hasta el cosmopolitismo del Huehuetenango contemporáneo.

Los asuntos de fe, son elementos de la integralidad del ser humano. Sin duda alguna, espiritualmente, cada creyente en el Infinito, agradeció humildemente ante el majestuoso trono del Ser de Amor, el haber recibido la certificación de haber completado requisitos muy elementales para estar al servicio de los demás.

Me gusta mucho la idea de religiosidad del Doc De León y, dada la diversidad en este aspecto, ampliaría yo, en cuanto a la celebración de servicios religiosos: el Santo Sacrificio de la Misa de los católicos o el Servicio Religioso cristiano no católico, dependiendo de la tradición donde cada persona se congregue (y porqué no decirlo, el encomendarse al poder de los elementos de los practicantes de la fe atea); talvez no solamente para dar gracias a Dios, sino para "implorar" por su Santo Auxilio y Santa Orientación ante el difícil rol que deberemos jugar hasta el día que muramos "al servicio de los demás"; ya que los cartones, en vez de otorgarnos privilegios en la sociedad, nos cargan de deberes y obligaciones, colocándonos en el centro del remolino y muchas veces, llamados a liderar procesos y ante lo cual, queriéndolo o nó, con la responsabilidad moral de hacerlo, con todas las duras consecuencias que ello conlleva para nuestras personas y lo peor, para nuestras familias, quienes se van de corbata.

Una opinión mal vertida o una decisión incorrecta, constituirá un verdadero escándalo para el crítico experto y podría llevar a la desgracia a muchos inexpertos. Si alguno de nosotros, antes cometió actos corruptos que no fueron tan notorios, ahora sí que cada torpeza cometida será magnificada y ampliamente difundida dentro de la sociedad a espaldas nuestras y, sin que lo sepamos, seremos severamente juzgados por la sociedad, porque al hombre común y corriente se le perdona, pero el juicio de la sociedad sobre la élite suele ser muy severo.

Al respecto, Thomas Khun decía que no existe nada oculto bajo el sol y, dentro de nuestros muchos pecados, podríamos hasta robar carteras o fondos públicos, pensando que nadie nos vio o que no existen pruebas que nos lleven al bote; sin embargo, todo mundo, tarde o temprano se entera de la verdad, nos ve y nos saluda como si no estuviese enterada de nada, pero realmente, viéndonos la cara y observándonos en su interior, no tanto con cólera, sino con lástima (los envidiosos con júbilo), por haber caído en desgracia al haber sucumbido ante la tentación de la obtención de bienes fáciles, sin el servicio previo a los demás -obtención de bienes y servicios mal habidos-; la sanción moral es más espantosa que la sanción legal.

Así que, amigos, por este medio me permito informarles que lo que pensaban iba a ser el final, realmente es el inicio de un largo camino de vida y del cual no puede darse marcha atrás; ya que como dijo el Doctor Cyrano Ruiz, "los títulos ya nadie nos lo podrá arrebatar jamás", lo peor, ni siquiera nosotros mismos podremos renunciar a ellos. El haber obtenido las certificaciones tiene la misma relevancia de la pérdida de la virginidad; ya no puede revertirse el proceso desde el orden moral; se adquiere la adultez en la Academia y con ello, los placeres de la falta de inhibición, pero las grandes responsabilidades que se asume con ello.

No hay peor cosa para un profesional que cuando está a punto de meter la pata o ya la ha metido, lo saluden cordialmente con la fórmula: "Buenos días Licenciado o Buenos Días Licenciada". Con ese saludo, la sociedad, muy inteligentemente, se ha encargado de colocarnos asentadamente en la realidad y recordarnos que Jesús, el Verbo hecho carne, Arquitecto del Universo, lavó los pies a todos sus apóstoles, enseñando que el más grande es aquel que es el más pequeño entre los demás. En tan gran saludo (que ansían quienes aún no tienen los méritos morales, las competencias o capacidad requerida para esgrimir los títulos) realmente la comunidad nos está diciendo: "recuerde que nosotros esperamos que usted nos sirva bien, porque usted sí sabe", ¡¡qué compromiso!! Lo anterior explica el porqué algunos exigen que se refieran a ellos con la anteposición del título a su nombre; aún no le atinan al significado de tal dimensión, salieron de retranca o realmente no se han graduado.

Para quienes nuestra formación durante el proceso estudiantil fue enclenque e inconsistente y nos graduamos "sólo porque Dios es tan grande o haciendo algún chanchullo", como escribiese Miguel Angel Asturias: ya nos llevó Cashtoc, porque será el momento de emprender una autoformación durísima para vencer todas nuestras debilidades y, para quienes estudiaron a conciencia, también se los llevó Cashtoc, porque ahora estarán obligados a hurgar duro y estudiar con más ganas, para avanzar en la búsqueda de la verdad y descubrir nuevas cosas para hacer aportes importantes a la Ciencia, en beneficio de la humanidad.

En fin, desde mi percepción, el acudir a la Divina Misericordia de Dios, demandando la virtud que demandara hace miles de años el Rey Salomón, la sabiduría y el don de la humildad, es una decisión acertada, para afrontar la gran responsabilidad que se nos viene encima.

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