ESCUELA JACINTA MOLINA
El personal de la prestigiosa Escuela Jacinta Molina de la ciudad de Huehuetenango ha estado muy afanado desde el inicio del presente Ciclo Escolar porque hace cien años se fundó el establecimiento durante el gobierno del Lic. Manuel Estrada Cabrera que le dio impulso a la educación, la cultura y el arte en Guatemala. Basta recordar que en su administración se fundaron varios Templos a Minerva, la diosa de la sabiduría, que aún engalanan algunas de las cabeceras departamentales, tal el caso de Huehuetenango.
Lo que ahora conocemos como la 3ª calle entre 3ª y 4ª Avenidas de la zona 1, fue el lugar escogido para erigir un complejo educativo integrado por la Jacinta Molina, la Escuela de Párvulos Edelmira Mauricio y en medio de ambas, el que, en sus inicios, se denominó Teatro Escolar, construido específicamente para desarrollar actividades culturales y artísticas escolares, pero “pertenecientes” a los dos centros educativos.
Pero la primera en iniciar actividades fue la Escuela Jacinta Molina que principia a trabajar como tal en Noviembre de 1,810; desde entonces imaginemos la cantidad de alumnas que han estudiado y obtenido su diploma de 6º año; la cantidad de Maestras, algunas de ellas verdaderas eminencias, que han prestado sus servicios docentes en dicho establecimiento; el prestigio que tanto exalumnas como mentoras que han dejado una huella altamente positiva, le han brindado al centro educativo un prestigio sólido y una historia altamente positiva; se han formado a lo largo de estos cien años destacadas profesionales, religiosas devotas y seguramente, miles de madres amorosas y trabajadoras; mucho agua ha corrido desde 1,910 y todas las generaciones de maestras que ahí han trabajado merecen respeto y admiración; las actuales han desarrollado mucha actividad para la celebración a efecto de lograr algo muy digno; esto significa que desde la primera hasta las actuales maestras, deben formar parte de una legión de honor.
Cien años de labor docente se dice fácil, pero el trabajo, la dedicación, la perseverancia de unas y otras, creo que ha llenado de orgullo no solo a las protagonistas, sino al pueblo de Huehuetenango en general durante por lo menos, cuatro generaciones.
Y perdonen, no me explico como el Magisterio organizado, la Dirección Departamental de Educación, el mismo Ministerio de Educación, la Gobernación Departamental, la Alcaldía Municipal, el Congreso de la República a sugerencia de por lo menos uno de los diez diputados con los que cuenta el Departamento y otras instituciones y organizaciones que diz que trabajan para el desarrollo de Huehuetenango, no han condecorado, homenajeado, reconocido, no el trabajo de los docentes actuales, sino la gigantesca y titánica labor educativa de estos cien años de labores docentes que están culminando en este Ciclo Escolar que toca a su fin.
Si somos incapaces de otorgar “al César lo que es del César”, eso significa que no tenemos memoria histórica y consecuentemente jamás tendremos un futuro prolífico y desarrollista; porque quienes ignoran su historia, perderán el futuro propio y el de sus hijos; un pueblo sin historia es un pueblo huérfano de...todo.
Por eso Aquí Huehuetenango alza su voz fuerte, vibrante, honesta, solitaria pero estimulante, para agradecer a esas generaciones de Alumnas y Maestras, desde las que iniciaron hace cien años hasta las actuales, por el enorme legado que han dejado para las familias huehuetecas y que pretende borrar lo sucio para dejarnos un futuro limpio y valioso.
Gracias, Alumnas y Maestras de la Jacinta Molina ¡Que Dios las bendiga siempre!
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