PARQUE CENTRAL

Aunque no es muy estético asomarse al corazón de la ciudad, en donde se sigue viviendo algo desacostumbrado para quienes nos atrae el orden y la “buena vibra”, decidimos “echar un ojo” a la Catedral, el edificio municipal, la Gobernación y ver, aunque fuera, las láminas de zinc que rodean y esconden a la vista lo que se hace o deshace en nuestro añorado Parque Central.
Se trabaja, a marchas forzadas según lo que se ve, principalmente en la pintura del edificio municipal que está lleno de andamios de madera y gente que deambula en los alrededores haciendo lo que debe.
En el Parque, según lo que observamos desde un lugar estratégico, también se trabaja pero con mas lentitud y menor número de personas; destacan eso sí, los obreros que levantan las piedras mas famosas de Huehuetenango: Las piedras morlón tan vilipendiadas por muchos, sin recordar que por ser elementos inertes, los culpables de utilizarlas inadecuadamente son personas que en mal momento aparecieron en esta obra que no debió ejecutarse de la manera como lo han hecho.
Ahora que veo la euforia, talvez para demostrar actividad, tanto en el edificio municipal como en el Parque no puedo menos de preguntarme ¿Porqué a la molestia existente por un trabajo no requerido ni deseado en el parque, se agrega el inconveniente de ejecutar ambos a la vez? ¿Qué quieren demostrar? ¿Qué de verdad se utilizarán tres millones de quetzales? ¿Para tranquilizar a los contribuyentes europeos? ¿Para calmar a los huehuetecos escépticos que somos muchos?
La incredulidad sobre el trabajo honorable de la mayoría de las llamadas constructoras nacionales, no exime de responsabilidad a las ONGs plagadas de extranjeros que pudie ran obtener de forma poco ortodoxa el manejo de obras multimillonarias y quienes, aunque piensen lo contrario, también son objeto de la auditoría social de gente preparada que con mucha solvencia, maneja documentación que aparece en páginas especializadas (tipo wikiliks); eso que sigamos siendo un país subdesarrollado no significa que todos seamos tontos de remate.