lunes, 24 de septiembre de 2012

INDEPENDENCIA

El único lugar del País que celebra dos “independencias” con muy pocos días de por medio, es Huehuetenango. Primero la nacional, el 15 de este mes y luego, el 20, el aniversario de la firma del acta de “Independencia de Huehuetenango” que, aunque cinco días después, se dice que tiene mucha relevancia el acto porque, conforme a la dificultad de traslado de información de aquella época, era poco menos que imposible que se conociera el contenido del acta levantada en la capital, por aquellos días.

Debemos reconocer que estos días han sido celebrados por los participantes y protagonistas con un entusiasmo ilimitado; todos los llamados han querido poner su granito de arena: “Ninguno ha querido quedarse atrás” y con ello se ha logrado algo verdaderamente espectacular. Algunos sentimos como una especie de “renacimiento” del entusiasmo huehueteco para actividades como esta y eso, es muy bueno.

Y en medio de ese entusiasmo, este servidor que tuvo algún tipo de participación pública en nuestro querido Parque Central, ha hecho un llamado a la reflexión que, escribiéndolo en este medio, quiero que quede plasmado para constancia histórica; está contenido en los siguientes términos, mas o menos:

Desde nuestra estancia en la Escuela Primaria, nuestros queridos maestros nos enseñaron “el que” de ciertos eventos históricos, pero me parece que no eran tiempos para reflexionar y en raras ocasiones, alguno de ellos, nos habló un poco del “por que” y “para que”.

Y aquellos datos históricos que se iniciaban por ejemplo: “El 3 de agosto de 1492 sale la primera expedición de Cristóbal Colón del puerto de Palos a bordo de las carabelas, La Santa María, La Niña y La Pinta…” o “El 15 de Septiembre de 1,821, el pueblo reunido en la Plaza Central de…”; aprendimos muy bien que fue lo que pasó por aquellas fechas, conforme a lo que escuchamos y nos hicieron leer.

Pero acaso nos hemos preguntado ¿Por qué se emprendieron aquellos viajes? ¿Cuáles fueron las reales motivaciones? ¿Para que arriesgar la vida de hombres “sacados” de prisiones para embarcarlos?

Mas recientemente: ¿Por qué celebramos la independencia si no se produjo ningún cambio de hombres, ni nombres, mucho menos de estructuras? Casi lo único que ocurrió fue que los dineros que tributaba el pueblo ya no se iban para España, pero se quedaba en manos de quienes siguieron gobernando. Los mismos tributos, la misma jerarquía, todo igual para el pueblo que siguió siempre tan lejos de la justicia. Todavía me pregunto ¿Será que la Corona Española perdió algo?

La idea es que hagamos un esfuerzo por analizar, estudiar, leer con detenimiento ambos documentos: El acta de Independencia del 15 de Septiembre y el acta que levantó el Ayuntamiento de Huehuetenango el 20 de Septiembre de 1,821; por algo tenemos que empezar; es posible que estemos equivocados y que la costumbre nos haya avasallado; es posible que por no incidir negativamente en la tradición y como un mecanismo de defensa, evitemos un análisis mas o menos objetivo de lo que en cada caso se ha escrito.

Ese esfuerzo por si solo, si es que lo hacemos, seguramente tendrá como conclusión que nos enteremos fehacientemente sobre que es lo que celebramos en cada caso.

Pero lo mas importante: Si ha existido manipulación y engaño, es hora que, después de casi dos siglos, luzca la verdad…

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