domingo, 21 de octubre de 2012

TRANSCRIPCIONES DEL 14 AL 20 DE OCTUBRE 2012

¿OTRO JUEVES NEGRO PARA GUATEMALA?

“NUESTRA EXPERIENCIA COMO REHENES EN LA CARRETERA A CONSECUENCIA DE LA MANIFESTACION DE LOS 48 CANTONES DEL DEPARTAMENTO DE TOTONICAPAN”

Por: Victor Manuel Calderón Sáenz

Por todo Guatemala se ha publicado lo que pasó el jueves 04 de octubre con el bloqueo total de las carreteras del departamento de Totonicapán. Se han hecho cualquier cantidad de publicaciones de prensa escrita, se ha invertido cualquier cantidad de tiempo en radio y televisión para informar lo que cada quién cree que pasó, para magnificar la acción de las autoridades y compadecerse de los manifestantes o para rechazar lo que hicieron los 48 Cantones y defender la acción de la Fuerzas de Seguridad Pública; en fin es mucho lo que se ha dicho y escrito al respecto. Que los DDHH de los Indígenas de Toto fueron violados, Que Mano Dura nos ofrecieron y Mano Dura nos están dando, que los propios de Totonicapán no comparten la idea de la manifestación pero que son obligados a participar si no les cortan el agua, que las autoridades actuaron porque así lo ordena la Ley, etc. etc. etc. etc. y muchos etcéteras más; pero solo se habla o escribe sobre los manifestantes y sobre el gobierno, que hicieron bien o que hicieron mal.

PERO . .. . . ¿Y quién ha dicho algo por los miles de “GUATEMALTECOS” que fuimos retenidos contra nuestra voluntad en la carretera aún a riesgo de nuestras propias vidas? ¿Quién se ha preocupado por siquiera, preguntarnos, cómo la pasamos? ¿De qué manifestación “Pacífica” están hablando, cuando fuimos amenazados de muerte? ¿Acaso esto no es una flagrante violación a nuestros Derecho Humanos? ¿O, lo que nosotros sufrimos, NO CUENTA para nadie? Ni para el Gobierno, ni para la Comunidad Internacional, menos para los causantes y promotores de los hechos.

Han pasado ya, varios días, y luego de mucho pensar y analizar la situación que vivimos con mi esposa y otros cuantos pilotos de vehículos particulares y comerciales que fuimos retenidos (prácticamente SECUESTRADOS por casi 12 horas) entre los kilómetros 178 y 180 de la carretera Interamericana, he llegado a la conclusión que no es justo ni honesto quedarme callado ante el atropello de que fuimos objeto por parte de los Dirigentes, Líderes o Pseudolíderes de los 48 cantones de Totonicapán. También lo hago por respeto a la dignidad de una mujer que estuvo sola en su vehículo, por un piloto de camión que conducía correspondencia importante y sin custodio, por las señoras y una niñita que estuvieron, al igual que nosotros todo ese tiempo, en un microbús de Aldeas Infantiles SOS y por muchos más.

Eran aproximadamente las 5:45 horas cuando ya no pudimos ni seguir para los Encuentros ni regresar a Quetzaltenango, estábamos retenidos en medio de dos, de los muchos puntos de bloqueo que ordenaron los dirigentes Indígenas de los 48 cantones, a la espera, según no informaron ellos en ese momento, de que el gobierno resolviera sus peticiones y eso justificaba “para ellos”, el daño que nos empezaban a causar.

Fueron muchas cosas las que pudimos percibir, oír y sentir durante esas largas horas de espera: frustración, impotencia, represión, miedo y hasta desesperación. No es fácil para una persona y especialmente si es mujer pasar tantas horas en un lugar sin tener las más mínimas oportunidades de alimentarse adecuadamente y poder hacer sus necesidades fisiológicas de una manera decente, eso es frustrante y deprimente. Podemos ser o llevárnosla de valientes, pero cuando empezaron a caer las bombas lacrimógenas, después del medio día, a menos de 50 metros de donde nos tenían retenidos y la gente se empezó movilizar con agitación, seguro que sentimos MIEDO. Nosotros estábamos en medio cuando grupos de manifestantes, la mayoría muy jóvenes o adolecentes, empezaron a bajar del otro punto de bloqueo hacia donde estaban los Antimotines cargando piedras, hondas (resorteras), palos y lo que encontraban a su paso; nos amenazaban a los que estábamos entre los vehículos con frases como: . . . “hoy si se van a morir, hijos de la gran p...” . . . . . “escóndanse que la gente está enfurecida”, claro que sentimos mucho miedo, impotencia y desesperación. Para hacer más tensa y preocupante nuestra penosa y ya incómoda situación, alrededor de las 15:00 horas escuchamos por los altoparlantes (valga aclarar que también nos obligaron a escucharlos todo el tiempo que estuvimos allí) que informaban que nuevamente venían los Antimotines y que necesitaban llantas para quemar y evitar que se acercaran, que si era necesario pincharan las de nuestros vehículos, les quitaran el aro y se prepararan, también sentimos mucho miedo e impotencia. A Dios gracias ya no se llegó a estos extremos, posiblemente porque ya no se presentó la Fuerza Pública o recapacitaron, en todo caso la amenaza estuvo latente.

La iniciativa privada lamenta las grandes pérdidas económicas, todos lamentamos las pérdidas de vidas humanas “y se siguen las investigaciones”. . . . . Hoy, a seis días de los sucesos, la información sigue siendo confusa, variada y tergiversada hacia lo que le conviene a los grupos que han tomado partido por unos u otros, y ha empezado, para variar, la cacería de brujas para encontrar culpables. Debo aclarar que nuestra postura no es a favor ni en contra de ninguno, solo pretendemos mostrar una realidad que se vivió en medio de la “pacífica manifestación” por los que, en ese momento, “no teníamos vela en el entierro” y que sufrimos lo que he descrito pensando que a futuro, Dios no lo permita, posiblemente nos pueda pasar de nuevo, porque lamentablemente en cumplimiento de nuestras obligaciones laborales y de familia, necesitamos utilizar las carreteras de nuestro país. Ojalá, algún día, podamos decir que sea con libertad y seguridad.

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