domingo, 17 de marzo de 2013

¡INJUSTICIA!

En Guatemala, el País Centroamericano peor colocado en el tema de desarrollo porque, colocados en el número l33 de 180 y tantos, no tenemos nada que ofrecer y nada de que presumir frente al mundo.

Por si eso no fuera suficiente, también somos “campeones” en desnutrición infantil porque a pesar del traído y llevado programa de “Hambre Cero”, una cantidad no especificada pero muy alta de niños, se muere de desnutrición y de hambre todos los días en diferentes municipios del País.

Pero eso como que no les importa mucho a los funcionarios que no solamente reciben emolumentos de dirigentes de Repúblicas petroleras multimillonarias, sino que tienen la potestad de decidir sobre la construcción de la obra pública que “quien sabe por que razón”, es motivo de intriga, de pelea y hasta de muertes violentas en las alturas gubernamentales de los tres poderes del Estado.

Ante esa situación de miseria y de hambre que afecta principalmente a los niños guatemaltecos, existen algunas personas que a pesar de la ley de Adopciones que limita, prohíbe y “dinamita” el deseo de algunos que quieren dotar de comida, abrigo y amor a niños cuyas madres los han rechazado desde el momento de la concepción, haciéndose cargo de ellos, no para hacer negocio, como piensa lo peor de los funcionarios que intervienen en estos procesos, sino para adoptaros como verdaderos hijos para ofrecerles un presente y un futuro mejor que si los hubiesen dejado en una institución pública cuya capacidad es nula para estos menesteres.

La mencionada ley no funciona en beneficio de la niñez abandonada sino todo lo contrario y es por ello que mujeres de sentimientos puros y nobles, pretendiendo dar ternura, cariño y amor a pequeñitos abandonados que necesitan de todo (menos que “los proteja” la Ley de Adopciones), dejan de cumplir con papeleo insulso y hasta insultante porque se pierde en una maraña insondable de burocracia estúpida, y en su afán de cumplir la naturaleza innata de una mujer auténtica, se hacen cargo, como verdaderas madres, de estas criaturas que, de otra manera, hubieran muerto de inanición.

Y ¿Qué hace el Estado que no cumple con su misión de proteger y cuidar a los niños principalmente? Con la complicidad de cierta prensa amarillista, desprestigia, difama, criminaliza, captura (con el infaltable show mediático) y mete a la cárcel a nobles, decentes, buenas y prestigiadas mujeres que lo único que hicieron fue lo que el Estado, por mucha obligación constitucional que tenga, no ha hecho, no hace y no hará nunca: Cobijo, abrigo, comida, protección pero sobre todo amor, a niños que tanto lo necesitan.

Yo acuso al Estado de no cumplir con su función primigenia, manifiesto mi admiración y respeto por las respetables profesionales de la enfermería que por la ineptitud burocrática en muchos niveles del gobierno están sufriendo cárcel inmerecida y felicito muy sinceramente a jóvenes estudiantes de una Universidad Privada de Huehuetenango que están realizando una colecta económica para apoyar en algo a su catedrática.

Por último, pido a las organizaciones de mujeres huehuetecas principalmente que, luego de una investigación propia, si lo juzgan pertinente, aboguen, trabajen, luchen porque se haga justicia verdadera en este caso particular.

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