VACACIONES:
¿Por
qué no había escrito algo sobre las vacaciones escolares? Tal vez porque la
situación nacional pinta diferente a otros años; probablemente porque la
mayoría de los guatemaltecos que trabajamos ya no contamos con disponibilidad
monetaria para ahorrar, en una cuenta especial, algo de plata para hacer planes
al respecto. En las vacaciones ahora, solo piensan lo funcionarios públicos de
cierto nivel y los contratistas del Estado; los profesionales que tienen
salarios enormes asegurados por la prestación de servicios, lícitos e ilícitos,
de cualquier tipo y que tuvieron “la suerte” de estar colocados “en donde hay”.
También piensan en vacaciones los
empresarios y sus principales directores, principalmente cuando esas empresas
van “viento en popa”…En fin, ahora piensan en vacacionar, solo aquellos cuyos
salarios así se los permiten; pero pensar en endeudarse para comprar un paquete
de “viaje con todo pagado” y quedarse “clavado”, ya no es un idea que tenga
muchos seguidores porque el futuro no es color de rosa.
Para pensar lógicamente que es lo
mejor para las vacaciones de nuestra familia en general pero principalmente de
nuestros hijos, no podemos menos que echar mano de la experiencias vividas años
atrás, darles una maquilladita y adaptarlas a la época actual.
Antes, la mayoría de los chamacos (o
por lo menos muchos de ellos), para sus vacaciones ya sabían que tenían que
buscar o aceptar que se les llevara a un taller mecánico, de herrería,
zapatería, sastrería o algo así en donde, además de ir a servir con fe “al
maistro”, se daba la oportunidad de aprender un oficio que, más temprano que
tarde, nos podría sacar de penas. Porque el oficio en cuestión se aprendía para
toda la vida.
Algunos de esos talleres ya casi no
existen; zapaterías y sastrerías por ejemplo vinieron de más a menos y aunque
todavía hay algunos, ya realmente son muy pocos; mientras otros, los talleres
mecánicos, de estructuras metálicas y tapicerías por ejemplo, han crecido
exponencialmente y no se si los propietarios están dispuestos a aceptar
“aprendices” que como “golondrinas”, volarán por ahí unas pocas semanas.
La otra cuestión es la siguiente:
¿Cuántos padres de familia están todavía en “el rollo” de mandar a sus hijos a
que vayan a aprender un oficio? Sobre
todo habrá algunas mamás que, adorando a sus chamacos, pensarán que es una
ingratitud llevar a sus retoños a aprender algo positivo en le época
vacacional. ¡Pobrecitos! Pensarán, ¿Merecen descansar! Aunque no hayan salido
muy bien librados en sus exámenes.
Para ellos existen campamentos
religiosos vacacionales, enseñanzas deportivas en escuelas que se abrieron para
el efecto, academias artísticas de todo tipo: Pintura, dibujo, danza, gimnasia,
etc. Cualquiera de estas es una opción para que los adolescentes y jóvenes
mantengan su mente y su cuerpo ocupados en algo que, necesariamente es positivo
y les será indudablemente beneficioso.
Queda todavía poco más de un mes que
bien se puede aprovechar.
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