domingo, 18 de enero de 2015

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA:

Hace algunos meses, por diferentes medios de comunicación nacionales, incluso por importantes cadenas noticiosas se escuchó una conversación telefónica entre una diputada por el Departamento de Huehuetenango y el profesional de la medicina que ese momento ocupaba el cargo de Jefe del Area de Salud de Huehuetenango.
            Independientemente de la legalidad de la captación y divulgación de dicho audio, pudimos escuchar de parte de la señora, no solo la manera como se captan trabajadores para el Ministerio de Salud, sino el deseo de “tronarse” a una trabajadora que en ese momento ocupaba un puesto en Huehuetenango en dicho Ministerio.
            El Gobierno de la República no había tomado ninguna determinación con relación al Jefe del Area de Salud quien, por fin, fue despedido hace algunos días; el partido político al cual pertenece la diputada nunca ha dicho “esta boca es mía”, en referencia a este asunto que salió, penosamente, a la luz pública.
            Probablemente, la mayoría de las personas que se enteraron del asunto (por no decir todas), han de haber pensado y comentado que esas cosas de nuestra politiquería criolla siempre estarán salpicadas de  muchos elementos indeseables que, cada día que pasa, asquean aún más, a la ciudadanía.
            Cuando despidieron a dicho profesional dela medicina, volvimos a acordarnos del asunto porque ya casi se había olvidado en virtud de que así somos los guatemaltecos; debido a los múltiples escándalos de todo tipo en la arena politiquera, al surgir “el nuevo”, nos olvidamos de los anteriores y punto.
            Esta semana, sin embargo, ha salido a luz una nueva conversación telefónica de la “dichosa” diputada que representa al Departamento de Huehuetenango y que ahora habla con un señor bastante conocido por ser parte de uno de los sindicatos salubristas y pertenecer a la cúpula de un movimiento politiquero que apoya una disposición congresil que permitiría que la corrupción siga campante a nivel oficial; así tan solvente, moralmente, es este señor, como otros sindicalistas señalados de “entrega total” a la dirigencia partidista oficial.
            Pues dentro de la conversación, divulgada ya por muchos medios de comunicación nacionales, entre la “basura hedionda” a la que se refieren, surge una manifiesta acusación de parte de la señora, en donde afirma haber pagado a la “prensa huehueteca” (“…le tuve que pagar a la prensa…” dijo exactamente) para acallar algunas inmoralidades, ilegalidades y corruptelas.
            En Huehuetenango funcionan varias asociaciones de prensa que debieran salir en defensa de la moralidad, de la ética y de la honorabilidad de sus elementos, principalmente de aquellos reporteros que generalmente cubren las actividades que efectúa en el Departamento la susodicha congresista; ni ellos, ni la asociación de prensa a la cual pertenecen deben enmudecer ante la acusación que les lanza estiércol por la cara; el silencio en este caso, sería la aceptación tácita de que aquí, algunos “periodistas”, están vendiéndose al mejor postor por “debajo de la mesa”; es decir, recibiendo dinero para sesgar informaciones, supuestamente, sin que nadie (creerán) se dé cuenta de su inmoralidad. Lo honesto será, en todo caso, que acepten un puesto propagandístico del partido en cuestión o específicamente de apoyo a la diputada, pero a la luz del Sol; esto sería lo correcto, lo decente,  por cuanto todos tenemos derecho a trabajar allá a donde nos llamen, pero con la frente en alto y sin ocultarlo.
            La pelota está en la cancha de la llamada “prensa huehueteca”.

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