PROCESO DE NOMBRAMIENTO:

Conforme a lo que demanda la Ley de Consejos de Desarrollo, la denominada sociedad civil acreditada ante el Consejo Departamental de Desarrollo de Huehuetenango divulgó la convocatoria para que fuera propuestas, por las organizaciones legales correspondientes, las personas que, cumpliendo lo estipulado por la misma ley, deseen ocupar el cargo de Gobernador Departamental.

          Al concluir el término temporal, se recibieron los siguientes expedientes:

1.      Rudy Leonel Rodríguez González.

2.      Noé Dimas Mota García.

3.      Osvaldo Reyna Alvarado.

4.      Ramiro Stuardo Barillas Castillo.

5.      Pablo José Galicia López.

6.      Oliver Rudy Cano Recinos.

7.      Vicente Heliberto Méndez Cardona.

8.      María Laynez Ramírez.

9.      Julio René Calderón.

10.  Selvin Rudelio Martínez Rodas.

11.  Camilo Gilberto Morales Castro.

12.  Mauselio Hiram Martínez Galindo.

13.  Angel Antulio Villatoro Cano.

14.  Mynor Isaías Villatoro Palacios.

15.  Gildardo Yobany García Castillo.

16.  Edgar Teófilo Vásquez Cobón.

17.  Alejandro Gudberto Camas Chávez.

18.  Ricardo Argueta Santos.

19.  Gregorio Luciano Nolasco.

20.  Rafael Gutiérrez Orozco.

La Constitución Política de la República de Guatemala en su artículo 113 afirma que todos los guatemaltecos tenemos derecho a optar a empleos o cargos públicos atendiendo únicamente a razones fundadas en méritos de capacidad, idoneidad y honradez, los señores de la sociedad civil piden que la población en general emita su opinión al respecto de la nómina precedente. Ellos mismos, al hacer la selección final para presentar la terna correspondiente, deben tener sumo cuidado en revisar no únicamente documentos presentados, sino la trayectoria completa de vida pública y privada de cada candidato para que los tres seleccionados finalmente llenen sin el menor asomo de duda, lo que exige la Constitución y otras leyes de la materia.

Si en la terna que se presente al Presidente de la República, existiera un lunar (que sería descubierto fácilmente) el prestigio de los proponentes quedaría en entredicho y todo el trabajo se desplomaría cual “castillo de naipes”.